En las próximas décadas, la región de Asia-Pacífico se enfrenta a una serie de desafíos que amenazan con exacerbar la pobreza. Entre ellos, el cambio climático, los cambios demográficos, especialmente el envejecimiento de la población, y el aumento de las tecnologías digitales se destacan como tres megatendencias globales interconectadas.
Un reciente documento técnico que respalda las Perspectivas Sociales para Asia y el Pacífico 2024 explora varios escenarios sobre cómo el cambio climático, los cambios demográficos y la digitalización podrían impactar la pobreza. Revela que 266 millones de personas podrían estar en riesgo de caer en la pobreza para el año 2040. Esto subraya la necesidad urgente de fortalecer y financiar sistemas de protección social en toda la región, ya que abordar estos problemas de manera proactiva es mucho más rentable que reaccionar posteriormente.
El cambio climático es cada vez más evidente, con el aumento de las temperaturas, el clima extremo y los ecosistemas perturbados que impactan tanto en el medio ambiente como en las economías. Esto representa una amenaza directa para los medios de vida, especialmente para aquellos que dependen de la agricultura y los recursos naturales.
El envejecimiento de la población es otra tendencia significativa. Si bien la mayor esperanza de vida es positiva, genera tensiones en los servicios sociales, la atención médica y los sistemas de pensiones. Sin políticas integradas para abordar estas presiones, los recursos públicos, ya afectados por la deuda, podrían enfrentar una mayor presión, lo que podría poner en riesgo la estabilidad económica.
Las tecnologías digitales avanzan rápidamente, ofreciendo beneficios de crecimiento y eficiencia, pero también plantean desafíos. La pérdida de empleos y el aumento de la desigualdad son riesgos potenciales si estas tecnologías no se gestionan de manera inclusiva. Equilibrar sus beneficios y riesgos es crucial para un progreso equitativo.
Utilizando el modelo del Proyecto de Análisis del Comercio Mundial (GTAP) para proyectar escenarios de 2040, diversos grados de cambio climático, cambios demográficos y digitalización muestran una marcada diferencia entre resultados optimistas y pesimistas, destacando la necesidad crucial de aumentar los gastos en protección social. Se consideran dos escenarios en el modelo con resultados presentados en la Figura 1.
El escenario optimista asume un aumento de 1,5 grados Celsius en las temperaturas globales, el envejecimiento de la población de manera saludable y mejoras significativas en la capacidad productiva de las TIC por parte de los países para el año 2040. Bajo este escenario, el aumento proyectado en la pobreza para 2040 es de 199,8 millones de personas o el 6,5 por ciento de la población total en la región de Asia-Pacífico.
En contraste, el escenario pesimista asume un aumento de 2,0 grados Celsius en las temperaturas globales, ningún progreso en el envejecimiento saludable y avances insuficientes en la productividad de las TIC. Aquí, se proyecta que el número de personas en situación de pobreza aumente en 266,1 millones o el 8,7 por ciento de la población total.
La diferencia entre estos escenarios ilustra el profundo impacto de cada megatendencia. El cambio climático es un factor principal de aumento de la pobreza. Por ejemplo, bajo un escenario pesimista, Kiribati, Nepal y Tonga podrían ver cómo sus tasas de pobreza aumentan en más de 15 puntos porcentuales en comparación con la línea de base. Incluso con solo un aumento de 1,5 grados Celsius, la tasa de pobreza promedio regional podría aumentar en 2,8 puntos porcentuales, destacando el impacto significativo del cambio climático en la pobreza.
El envejecimiento de la población también es un factor crítico. Sin un envejecimiento saludable, se estima que 10 millones de personas adicionales podrían caer en la pobreza debido al aumento de los costos de atención médica, siendo países como Armenia, Kiribati, Maldivas y Mongolia especialmente vulnerables. La digitalización, aunque menos impactante en general, tiene efectos notables en países específicos como Turquía, Vietnam y Vanuatu, influyendo en las diferencias entre los escenarios optimistas y pesimistas.
Si los gastos en protección social no se incrementan, el costo de mitigar el aumento de la pobreza podría ser considerable. Para contrarrestar los aumentos proyectados de la pobreza, aproximadamente el 6,2 por ciento del PIB debería ser movilizado bajo el escenario optimista. El costo total aumentaría al 8,7 por ciento del PIB en 2040 bajo el escenario pesimista. Estas son estimaciones mínimas, ya que asumen que los gobiernos podrían dirigirse directamente a los hogares afectados y proporcionar transferencias de efectivo de manera fluida.
El aumento proyectado de la pobreza y los costos asociados subrayan la necesidad urgente de que los gobiernos actúen, lo que exige una mayor voluntad política para igualar las necesidades de inversión asociadas. El análisis empírico respalda varias recomendaciones políticas clave.
Los gobiernos deberían implementar políticas para una transición justa, que incluya una acción climática efectiva para mitigar los impactos económicos y sociales de los desastres repentinos y graduales, y apoyar el paso hacia una economía de emisiones netas cero.
Además, las estrategias para el envejecimiento saludable y la inversión en infraestructura sanitaria, como la protección social universal en salud, pueden aliviar la carga financiera de una población envejecida, garantizando la estabilidad social y la prosperidad económica.
Al mismo tiempo, los encargados de formular políticas también deberían centrarse en fomentar economías digitales inclusivas, brindando oportunidades para todos, incluidos aquellos en riesgo de quedarse rezagados. Las inversiones en alfabetización digital y capacitación en habilidades son cruciales para contrarrestar los efectos negativos de la disrupción digital.
En general, es esencial ampliar la cobertura de protección social y aumentar los niveles de beneficios. Esto incluye implementar pisos de protección social y mejorar gradualmente los sistemas de pilares múltiples para cubrir a más personas y aumentar los beneficios, asegurando que nadie quede excluido de la protección contra los riesgos y golpes del ciclo de vida.
Esta es una visión general de cómo los mega-tendencias globales pueden impactar la pobreza en Asia y el Pacífico, destacando la necesidad apremiante de actuar de manera proactiva y concertada para abordar estos desafíos cruciales que enfrenta la región.
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