Oposición ugandesa se reorganiza: Besigye lanza nuevo partido desde la cárcel
Kampala se convirtió este martes en el epicentro de un movimiento político inusual. Kizza Besigye, histórico líder opositor ugandés y figura emblemática de la resistencia contra el gobierno de Yoweri Museveni, presentó formalmente su nuevo partido, Fuerza para el Cambio, mientras permanecía entre rejas acusado de traición.
La escena fue simbólicamente poderosa: simpatizantes reunidos en un auditorio de la capital, pancartas con el nombre del partido ondeando, mientras las autoridades mantenían a Besigye detenido en una prisión cercana. El mensaje, según analistas locales, fue claro: la oposición sigue activa, incluso cuando su principal referente está silenciado.

Un desafío desde la sombra
Desde hace décadas, Besigye ha sido el rostro más visible de la disidencia en Uganda. Médico de profesión y exaliado de Museveni, rompió con el presidente en 1999 y desde entonces ha disputado varias elecciones, siempre denunciando fraude y represión. Ahora, con su movimiento recién creado, busca reavivar la lucha contra un régimen al que acusa de autoritarismo y corrupción.
Pero el contexto no podría ser más adverso. Las detenciones de opositores y las restricciones a la libertad de prensa son frecuentes en el país, según organizaciones internacionales de derechos humanos. El propio Besigye ha pasado años en prisión o bajo arresto domiciliario, una táctica que, lejos de debilitar su influencia, parece haber consolidado su imagen como mártir para muchos ugandeses.
Estrategias en juego
El lanzamiento del partido marca un cambio de táctica. En lugar de depender únicamente de elecciones cuestionadas, Fuerza para el Cambio promete impulsar una resistencia civil pacífica y movilizaciones masivas. "No se trata solo de votos, sino de construir una fuerza popular que obligue al gobierno a escuchar", declaró un portavoz durante el acto.
Sin embargo, el camino está lleno de obstáculos. Las autoridades ya han advertido que cualquier protesta no autorizada será dispersada, y la red de seguridad del Estado sigue siendo férrea. ¿Podrá este nuevo partido trascender la figura de Besigye y convertirse en un movimiento cohesionado? Esa es la pregunta que muchos se hacen en las calles de Kampala.
Mientras tanto, el gobierno insiste en que el líder opositor enfrenta cargos legítimos. "Nadie está por encima de la ley", afirmó un representante del ministro del Interior, en un intento por deslegitimar las críticas internacionales.
El escenario político ugandés parece encaminarse hacia un nuevo capítulo de tensión, con una oposición que, pese a la represión, no da señales de rendirse. La comunidad internacional observa con atención, consciente de que lo que ocurra aquí podría influir en otras naciones de la región con desafíos similares.

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