El hartazgo de la sociedad Serbia: Un grito unificado contra la corrupción
En las calles de Belgrado, la capital de Serbia, miles de personas se han reunido para exigir un cambio en el gobierno. La protesta, que ha sido una de las más grandes en la historia del país, ha sido convocada por estudiantes que marcharon desde Niš, una ciudad situada a 200 kilómetros al sur de la capital, durante varios días.
Aleksandra, una madre orgullosa cuyo hijo participa en la marcha, se reúne conmigo en el puente Pančevski. La penumbra de la noche se cierne sobre la ciudad, y el sonido de los cláxones y los silbatos inunda el aire. La mujer me muestra un video grabado el día anterior, que ella describe como el más duro para los estudiantes, quienes tuvieron que caminar casi 50 kilómetros bajo la lluvia y el viento.
La protesta estudiantil, que comenzó en noviembre pasado tras el colapso de un refugio en una estación de tren en Novi Sad, ha sido una respuesta a la corrupción y la mala gestión del gobierno serbio. El presidente Aleksandar Vučić, quien ha estado en el poder desde 2012, ha sido acusado de autoritarismo y de silenciar a la oposición.

La marcha ha sido una muestra de la determinación de los serbios para exigir un cambio. Miles de personas se han unido a la protesta, incluyendo trabajadores del sector público, como Goran Perišić, un empleado de la planta de energía Kolubara, quien fue despedido después de unirse a las protestas.
La Unión Europea ha sido criticada por no apoyar abiertamente a los manifestantes. Aunque la comisaria europea para la Ampliación, Marta Kos, ha expresado su apoyo a la libertad de reunión y ha pedido una investigación sobre los ataques a las manifestaciones, muchos serbios sienten que la UE no ha hecho lo suficiente para presionar al gobierno serbio.
La protesta ha sido una muestra de la fuerza y la determinación del pueblo serbio. Como dice Gruhonjić, un periodista y profesor: "La gente está harta de la corrupción y la mala gestión. Es hora de que haya un cambio".
La manifestación ha terminado con un silencio de 15 minutos en memoria de las víctimas del desastre de Novi Sad. Sin embargo, la calma ha sido interrumpida por un ruido extraño, que algunos testigos describen como un cañón sónico utilizado por la policía.
El presidente Vučić ha reconocido que la protesta ha sido una de las más grandes en la historia del país, pero ha intentado restar importancia a la misma. Sin embargo, para muchos serbios, esta protesta es solo el comienzo de una lucha más larga por la justicia y la transparencia en su país.

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