La Polaroid Resucita: ¿Nostalgia o Revolución Fotográfica?
En medio de la era digital, donde las imágenes se almacenan en la nube y se comparten en segundos, un viejo conocido regresa con fuerza: la fotografía instantánea. Las ventas de cámaras Polaroid han experimentado un aumento del 45% en el último año en España, según datos del sector. ¿Qué hay detrás de este resurgir?
El Encanto de lo Analógico

Los expertos apuntan a una combinación de nostalgia y deseo de autenticidad. "En un mundo saturado de filtros y poses calculadas, la instantaneidad y la imperfección de las Polaroid ofrecen algo único: tangibilidad y espontaneidad", explica Laura Montes, docente de fotografía en la Universidad Complutense. Las nuevas generaciones, criadas en lo digital, abrazan estas cámaras como objetos de culto, mientras que los millennials las redescubren como un puente con su infancia.
Innovación en un Formato Clásico
Las marcas han sabido capitalizar este interés. Polaroid ha lanzado modelos híbridos que combinan lo vintage con tecnología moderna, como la Now+, que permite controlar ajustes desde el móvil. Fujifilm, por su parte, domina el mercado con sus cámaras Instax, cuyos cartuchos —más económicos que los originales— se venden en quioscos y grandes superficies.
Más que un Accesorio: Un Fenómeno Cultural
El éxito trasciende lo fotográfico. Influencers y celebridades han convertido las instantáneas en un símbolo de estatus "low-tech". Eventos como bodas o festivales incorporan "rincones Polaroid" para que los invitados se lleven un recuerdo físico. "Es una reacción contra lo efímero de las redes sociales", opina el sociólogo Carlos Gutiérrez. "La foto impresa se guarda, se exhibe, adquiere valor emocional".
Desafíos y Críticas
No todo es idílico. El precio de los cartuchos (entre 15 y 25 euros por 10 fotos) y el impacto ambiental de los químicos utilizados han generado debate. Algunas marcas responden con iniciativas de reciclaje, pero el consumidor consciente aún mira con recelo.
Conclusión
Lejos de ser una moda pasajera, la fotografía instantánea parece haber encontrado su hueco en el siglo XXI. En un mundo cada vez más virtual, sostener una imagen entre las manos —con sus bordes blancos y sus colores imperfectos— se ha convertido en un acto casi revolucionario. ¿Será este el renacimiento definitivo de lo analógico? Las cifras sugieren que, al menos por ahora, la respuesta es un sí rotundo.
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