Legislación federal en Canadá para proteger centros educativos y religiosos de manifestaciones conflictivas
Las tensiones sociales en distintos puntos del mundo han llevado a gobiernos a replantear el equilibrio entre libertad de expresión y seguridad ciudadana. En Canadá, el ministro de Justicia, Sean Fraser, ha anunciado medidas que buscarán criminalizar el bloqueo a accesos de escuelas, centros comunitarios y lugares de culto, así como actos de intimidación deliberada hacia quienes asistan a estos espacios.
La iniciativa, que ya generaba polémica durante la campaña electoral reciente, llega en un contexto marcado por protestas vinculadas al conflicto en Oriente Medio. Desde instituciones civiles, sin embargo, cuestionan la necesidad de nuevas leyes cuando el Código Penal ya contempla sanciones contra acciones que alteren el orden público o interfieran con ceremonias religiosas.

El debate sobre libertades y protección
James Turk, del Centro para la Libre Expresión de la Universidad Metropolitana de Toronto, califica la propuesta como redundante y “actividad performativa”. Subraya que figuras como el delito de alteración a la tranquilidad o el impedimento de reuniones ya existen. “No he escuchado nada que no sea ilegal. Solo añade confusión”, afirmó en declaraciones recogidas por fuentes locales.
Por su parte, Anaïs Bussières McNicoll, de la Asociación Canadiense de Libertades Civiles, reconoce la importancia de preservar la protesta pacífica —garantizada constitucionalmente—, pero admite el impacto psicológico en menores expuestos a manifestaciones con alto contenido emocional. “Como madre, sé que pueden asustar. Pero también es una oportunidad para educar sobre democracia”, reflexiona.
Municipios que ya actúan
Toronto, Clarington y otras localidades han implementado previamente “zonas de amortiguamiento”, prohibiendo concentraciones conflictivas en áreas sensibles. Richard Robertson, de B’nai Brith Canadá, aboga por una legislación nacional que unifique criterios: “Evitaría que cada provincia o ciudad tenga que actuar por separado”. Su propuesta incluye delimitar distancias mínimas alrededor de templos o colegios y restringir manifestaciones en horarios clave.
El gobierno federal insiste en que la medida busca proteger a minorías religiosas ante el aumento de antisemitismo e islamofobia. “En Canadá, uno debe poder orar en paz sin temor”, declaró Fraser. Mientras, analistas políticos anticipan un largo debate parlamentario donde se discutirá hasta qué punto estas reformas podrían limitar derechos fundamentales.

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