Hallan valioso amuleto egipcio en tumba milenaria de Ciudad Real.

En el año 1977, dos trabajadores, Basilio Fernández y Vicente Álvarez, hicieron un descubrimiento sorprendente mientras laboraban en una finca cerca de Alcubillas, en Ciudad Real. Se toparon con una enorme piedra arenisca roja tallada, la cual resultó ser parte de uno de los cementerios íberos más destacados de la región.

Lo inesperado surgió al encontrarse entre los restos un singular hallazgo: joyas de la dinastía XXVI del antiguo Egipto, específicamente escarabajos. Este talismán egipcio en forma de escarabajo pelotero simboliza la resurrección y el sol naciente, siendo una pieza excepcional dada su rareza fuera de Egipto, con tan solo 15 ejemplares similares registrados.

Los investigadores se adentraron en el estudio de esta pieza, descubriendo que la inscripción jeroglífica data de la Dinastía XXIX y que detalles específicos indican su procedencia de un taller egipcio. Sorprendentemente, el hallazgo se dio en el Valle de Jabalón, donde se encuentra un importante enclave íbero llamado «oppida», donde se halló un escarabajo egipcio en una urna junto a restos femeninos, datando el depósito alrededor del siglo VI a.C.

La presencia de estas piezas egipcias en un contexto íbero plantea interrogantes sobre su origen y circulación en esa época. A pesar de lo peculiar de este descubrimiento, estudiosos como Benítez de Lugo y José Luis Fuentes explican que, dadas las intensas actividades comerciales de la época, no resulta tan raro como podría pensarse.

Además, en la región de Alcubillas y zonas cercanas se han encontrado otros vestigios de gran valor como cerámica griega ática, artefactos de oro fenicio-púnico y una influencia arquitectónica notable. Estos descubrimientos marcan los primeros momentos de la colonización griega y fenicia en la Península Ibérica, evidenciando un intenso comercio en la región.

A pesar de la relevancia de estos hallazgos arqueológicos, la falta de protección y atención gubernamental ha permitido que actividades agrícolas continúen en la zona, poniendo en riesgo la preservación de estos tesoros históricos. A pesar de los esfuerzos de investigadores como Benítez de Lugo, quien tuvo que arrendar el terreno por su cuenta para inspeccionarlo, los fragmentos de vidrio fenicio siguen siendo desatendidos.

La historia profunda de la Península Ibérica va emergiendo poco a poco gracias a estos hallazgos arqueológicos, revelando la fascinante interacción entre culturas tan distantes en el tiempo y en el espacio como la egipcia y la ibérica. Es un recordatorio de la importancia de preservar y estudiar nuestro patrimonio cultural para comprender mejor nuestro pasado.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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