La Diplomacia de la Moda: Kim Jong Un y sus Viajes como Estilo de Poder
El líder norcoreano Kim Jong Un no solo mueve los hilos de la política internacional, sino que también ha convertido sus viajes en un ejercicio meticuloso de imagen pública. Su próxima visita a China, prevista para la próxima semana, trasciende lo diplomático para adentrarse en el terreno del simbolismo visual, donde cada prenda, cada gesto y cada aparición están calculados para reforzar su figura como estadista moderno.
Es imposible ignorar cómo el vestuario ha jugado un papel clave en su estrategia de comunicación. Durante sus encuentros con líderes mundiales, Kim ha alternado entre el tradicional traje maoísta, heredado de su abuelo Kim Il Sung, y conjuntos más occidentales: chaquetas entalladas, cortes impecables y hasta el emblemático abrigo largo de piel que lució en su cumbre con el expresidente estadounidense Donald Trump. Esta dualidad refleja un mensaje claro: la capacidad de adaptarse sin perder la esencia del régimen.

Expertos en comunicación política subrayan que sus elecciones de moda no son casuales. La visita a Pekín, un aliado histórico, podría ser el escenario para un nuevo guiño visual: una combinación que equilibre la herencia revolucionaria con señales de apertura económica. China, potencia líder en manufactura textil, también ha utilizado el diseño como herramienta de soft power, algo que Kim parece haber adoptado con astucia.
Detalles como el corte de su cabello —siempre impecable—, el tono oscuro de sus trajes —que evocan autoridad— o incluso la elección de accesorios discretos pero de alta calidad, contribuyen a una narrativa de control y sofisticación. A diferencia de otros mandatarios, que delegan su imagen en asesores, se rumorea que Kim supervisa personalmente estos detalles, consciente de su impacto.
Mientras analistas debaten los posibles acuerdos económicos o estratégicos que podría firmar en esta visita, hay otro frente, menos comentado pero igualmente revelador: la moda como lenguaje diplomático. En un mundo donde las redes sociales amplifican cada imagen, el guardarropa de Kim Jong Un es, sin duda, otra forma de escribir la historia.
Tal vez, entre reuniones y declaraciones, lo que quede en la memoria colectiva no sean solo los discursos, sino el modo en que un traje puede hablar más alto que las palabras.

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