El costo oculto de la política: amenazas y resistencias en la vida pública
La ministra de Infraestructuras de Columbia Británica, Bowinn Ma, ha revelado un aspecto poco discutido de la vida política: la violencia como sombra constante. En una declaración sorprendente, Ma admitió haber recibido al menos seis amenazas de muerte durante sus ocho años como legisladora, una cifra que, aunque alarmante, calificó de "relativamente baja" en comparación con las experiencias de otros colegas. El tema cobró relevancia tras un ataque explosivo contra su oficina en North Vancouver la semana pasada, un incidente que las autoridades aún investigan sin detenidos.
La explosión, que dañó la puerta principal del local, no dejó heridos, pero encendió las alarmas sobre la seguridad de los funcionarios electos. Pese a ello, Ma insiste en no dejarse intimidar: "Mi compromiso con la comunidad sigue intacto", declaró. Sin embargo, reconoció que episodios como este podrían alejar a futuros líderes de la política, perjudicando la transparencia y accesibilidad que deberían definir la democracia.

Entre la apertura y la seguridad
Ma había eliminado años atrás un muro de seguridad en su despacho para crear un espacio más acogedor. Ahora, tras el atentado, evalúa medidas de protección junto a expertos. "Es una paradoja: queremos estar cerca de la gente, pero también garantizar que nuestro equipo esté seguro", reflexionó. Este equilibrio se ha vuelto aún más frágil en un clima donde, según la ministra, los ataques contra políticos se han normalizado.
El caso no es aislado. En los últimos años, reportes internacionales señalan un aumento de agresiones contra figuras públicas, desde insultos en redes hasta actos físicos. Ma subraya el riesgo de que esto fuerce a los representantes a recluirse detrás de dispositivos de seguridad, distanciándose de los ciudadanos. "La democracia se resiente cuando los servidores públicos tienen que actuar bajo amenaza", advirtió.
Un llamado a no ceder al miedo
Pese a los riesgos, la ministra hizo un llamado a no abandonar la vocación política. "Estos incidentes no deben disuadir a quienes desean contribuir", afirmó, destacando la importancia de mantener instituciones sólidas y cercanas. Las autoridades, por su parte, aseguran que no hay indicios de que el ataque se repita, aunque la incertidumbre persiste.
El episodio reabre el debate sobre cómo proteger a los funcionarios sin sacrificar la apertura, un dilema que trasciende fronteras. En España, donde las tensiones políticas también han derivado en episodios violentos, expertos advierten sobre la necesidad de protocolos claros y apoyos psicológicos para afectados. La experiencia de Ma sirve como recordatorio de que, detrás de las decisiones de gobierno, hay personas cuyo mayor desafío a veces es simplemente volver a casa.

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