La crisis económica en Nigeria ha desatado protestas masivas en todo el país, con al menos dos personas reportadas como fallecidas como resultado de la violencia policial. La situación, considerada la peor crisis de costos de vida en una generación, ha llevado a miles de personas, en su mayoría jóvenes, a tomar las calles en un acto de descontento contra la difícil situación económica que enfrenta la nación africana.
Los disturbios tuvieron lugar en el estado del norte de Níger, donde los manifestantes se enfrentaron a las fuerzas de seguridad después de bloquear una importante carretera, según informaron los periódicos locales. En otros lugares, la policía abrió fuego en al menos otros dos estados mientras las multitudes exigían el fin de la crisis económica que ha sumido a los habitantes del principal productor de petróleo de África en la pobreza extrema.
Las manifestaciones, denominadas «día de la ira», pedían el fin de la corrupción crónica y la mala gobernanza. Las transmisiones en vivo desde las protestas mostraron a algunos manifestantes saqueando almacenes y dañando propiedades públicas. Tres gobernadores declararon toques de queda en sus estados, argumentando que los alborotadores habían secuestrado las protestas.
Grupos de derechos humanos y activistas denunciaron la violencia y afirmaron que la policía usó una fuerza excesiva. Anietie Ewang, investigador nigeriano de Human Rights Watch que monitoreó las protestas, dijo que estas comenzaron pacíficamente y que no requerían «ese nivel de respuesta».
A pesar de las demandas de los manifestantes, el Gobierno nigeriano no emitió comentarios inmediatos. Los funcionarios públicos de Nigeria, frecuentemente acusados de corrupción, están entre los mejor pagados de África, lo que contrasta enormemente con las dificultades que padecen las masas.
Las protestas comenzaron con pancartas, campanas y la bandera verde y blanca de Nigeria, mientras los manifestantes coreaban consignas y presentaban sus demandas, incluida la reinstauración de los subsidios de gas y electricidad. La eliminación de estos subsidios como parte de los esfuerzos de reforma del gobierno ha tenido un efecto cascada en el precio de prácticamente todo.
A medida que la situación se intensifica en Nigeria, la presión sobre el gobierno aumenta y los manifestantes prometen no retroceder hasta lograr que sus demandas sean escuchadas y atendidas. La crisis económica y de seguridad en el país ha generado preocupación y frustración entre la población, que se enfrenta a desafíos cada vez mayores en su vida diaria.
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