En una importante recomendación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alienta a que los alimentos y bebidas envasados incluyan información nutricional fácil de leer en la parte delantera de los productos, con el objetivo de ayudar a los consumidores a tomar decisiones más saludables, informó la agencia de noticias Reuters.
La creciente ingesta de alimentos procesados ricos en sal, azúcar y grasas es un factor clave en la crisis global de obesidad, con más de mil millones de personas viviendo con esta condición y aproximadamente ocho millones de muertes prematuras cada año debido a problemas de salud asociados como la diabetes y las enfermedades cardíacas, según datos de la OMS.
A pesar de esto, los gobiernos han tenido dificultades para implementar políticas para frenar la epidemia. Actualmente, solo 43 estados miembros de la OMS tienen algún tipo de etiquetado frontal en los envases, ya sea obligatorio o voluntario, destacó la agencia de la ONU a Reuters, a pesar de que evidencia demuestra que las etiquetas pueden influir en el comportamiento de compra.
Las directrices preliminares de la OMS, que no se habían reportado anteriormente, fueron elaboradas en 2019 y buscan «apoyar a los consumidores en la toma de decisiones más saludables relacionadas con los alimentos», según explicó Katrin Engelhardt, científica del departamento de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la OMS.
Una consulta pública sobre las directrices finalizó el 11 de octubre y se espera que la versión final sea publicada a principios de 2025.
Según la recomendación de la OMS, los gobiernos deberían implementar etiquetas «interpretativas» que incluyan información nutricional y una explicación sobre lo que eso significa para la salud de un producto.
Un ejemplo sería el Nutri-Score, desarrollado en Francia y utilizado en varios países europeos, que clasifica los alimentos de la A (verde, con nutrientes esenciales) a la E (rojo, con altos niveles de sales, azúcares, grasas o calorías añadidas).
Chile y varios países de América Latina utilizan un sistema más estricto, con advertencias de que un alimento es «alto en azúcar», sal o grasa en la parte delantera del paquete, en un octágono negro que se asemeja a un letrero de alto. Lindsey Smith Taillie, experta en etiquetado de alimentos, co-directora del Programa de Investigación Alimentaria Global de la Universidad de Chapel Hill, Carolina del Norte, señaló que la industria alimentaria ha mostrado resistencia a las advertencias y favorece los etiquetados «no interpretativos», que incluyen la información nutricional pero sin guías sobre cómo entender qué significa eso, como los utilizados en Estados Unidos.
Esta semana, el senador estadounidense Bernie Sanders anunció planes para una audiencia en el Senado sobre un etiquetado de alimentos más estricto en diciembre. Aunque la recomendación de la OMS va un paso más allá de la preferencia de la industria, «es bastante débil», afirmó Taillie.
«Lo más importante para la mayoría de los países a nivel mundial será limitar el exceso de consumo de azúcares añadidos, sodio, grasas saturadas y alimentos ultra procesados en general, que es para lo que las etiquetas de advertencia son mejores».
Una investigación realizada este verano por Taillie mostró que las etiquetas de advertencia de Chile, junto con otras políticas como restricciones de marketing hacia los niños, llevaron a una reducción del 37% en el consumo de azúcar, 22% de sodio, 16% de grasas saturadas y 23% menos calorías totales en los chilenos en comparación con si la ley no se hubiera implementado.
La OMS indicó que no había suficiente evidencia para determinar el mejor sistema de etiquetado.
La Alianza Internacional de Alimentos y Bebidas, cuyos miembros incluyen a The Coca Cola Company y Mondelez International Inc, señaló que sus miembros ya tienen estándares mínimos a nivel mundial. Estos incluyen la lista de nutrientes en la parte posterior de los envases, además de un detalle en la parte delantera del envase al menos sobre el contenido energético, en línea con el sistema internacional del Codex Alimentarius.
«Esto es algo que las compañías globales pueden hacer, pero claramente no es suficiente porque si miras a Nigeria o Pakistán… el mercado está dominado por productores locales», dijo Rocco Renaldi, Secretario General de la IFBA. Afirmó que los miembros de la alianza apoyan en gran medida las directrices de la OMS y los etiquetados basados en nutrientes.
«Pero el diablo está en los detalles: en general, no apoyamos enfoques que demonizan productos específicos», agregó. «No creemos que las etiquetas de advertencia de salud pertenezcan a los productos alimentarios que se consideran seguros, aprobados y en el mercado, y que son amados por los consumidores».
(Con información de Jennifer Rigby, edición de Michele Gershberg y Kim Coghill)
Considero que la iniciativa de la OMS sobre las etiquetas de salud en los envases de alimentos es un paso relevante en la protección del consumidor. Sin embargo, pienso que debería haberse abordado este tema de manera más exhaustiva, considerando también la calidad de los ingredientes utilizados en la fabricación de dichos productos. Es fundamental que se incorporen medidas que no solo informen sobre el contenido nutricional, sino que también garanticen la seguridad y el origen de los componentes. Espero que en futuras recomendaciones se profundice en este aspecto para promover una alimentación más saludable y transparente para todos.