La histórica carrera de Gregg Popovich en los banquillos de los San Antonio Spurs ha llegado a su fin. Tras décadas de éxito y cinco campeonatos de la NBA, el reputado entrenador, de 76 años, pasa a ocupar plenamente su cargo como presidente de operaciones de baloncesto de la franquicia. La noticia, confirmada por los propios Spurs este viernes, supone un punto de inflexión para la organización tejana y para la liga en general.
La decisión de Popovich, quien ostenta el récord de victorias en temporada regular con 1.422 triunfos y tres premios al Entrenador del Año, venía gestándose desde hace un tiempo. Fuentes cercanas a la franquicia apuntan a que la determinación final se precipitó tras un incidente de salud que requirió su hospitalización recientemente, exacerbando las preocupaciones sobre su bienestar, especialmente tras haber sufrido un leve derrame cerebral el pasado noviembre. A pesar de ello, Popovich, que durante años demostró una notable energía para trabajar con jugadores jóvenes, siempre manifestó su deseo de decidir el momento adecuado para dar un paso al lado, siempre que su condición física se lo permitiera. Finalmente, optó por una transición a un rol de respaldo, confiando plenamente en su sucesor.
El elegido para tomar las riendas del equipo es Mitch Johnson, quien ya asumió el cargo de entrenador principal interino después del derrame cerebral de Popovich y ahora se confirma como su reemplazo permanente. Mitch Johnson no es un desconocido en San Antonio. Hijo del exjugador de la NBA John «J.J.» Johnson, Mitch forjó su reputación en el baloncesto universitario en Stanford y, tras pasar por la G League, se unió al cuerpo técnico de Popovich en 2020. Su ascenso fue metódico, ganando responsabilidades progresivamente y demostrando una gran capacidad para conectar con los jugadores y gestionar situaciones complejas, como lo hizo durante la pasada temporada marcada por las adversidades.

La relación entre Johnson y los jugadores es uno de los pilares de su designación a largo plazo. El base Dejounte Murray, figura destacada de los Pelicans, ha resaltado públicamente la mentoría de Johnson, quien lo ayudó a encaminar su vida en la adolescencia. Dentro de los Spurs, Johnson se ganó la confianza de Popovich y de la cúpula gerencial (CEO RC Buford y GM Brian Wright) por su liderazgo inquebrantable en un año complicado. Los jugadores, incluido Victor Wembanyama, han expresado su confianza en Johnson y en el futuro del equipo bajo su dirección.
La salida de Popovich de los banquillos deja a los a los Spurs en una posición privilegiada. Se ha destacado en el entorno de la liga la «desinteresada» actitud de Popovich al asumir temporadas de reconstrucción con numerosas derrotas, sentando así las bases para el futuro. Las manos del legendario entrenador seguirán viéndose en la próxima generación del equipo. La cultura ‘Spurs’, reconocida y emulada en toda la NBA, perdurará gracias a la formación y el desarrollo de asistentes como Johnson, a quienes Popovich veía como futuros entrenadores con potencial. En un mercado de la NBA que a menudo premia los movimientos bruscos y la inmediatez, la continuidad y la confianza en la «familia» Spurs han sido clave en el éxito de la organización y en la elección de Johnson como el nuevo líder en la cancha.
Con la incógnita del entrenador despejada, la atención de los Spurs se centra ahora en la planificación de la temporada baja. El equipo cuenta con una base sólida liderada por dos «Rookies del Año» consecutivos, Victor Wembanyama y Stephon Castle, además de De’Aaron Fox como pieza clave tras el reciente traspaso. San Antonio posee múltiples selecciones de primera ronda (incluyendo una de Atlanta para esta temporada) y una gran cantidad de flexibilidad financiera y contractual para realizar movimientos significativos. La posibilidad de incorporar a una superestrella si surgiera la oportunidad (nombres como Kevin Durant o Giannis Antetokounmpo han sido mencionados en especulaciones no oficiales de medios americanos) está sobre la mesa, así como la renovación de Fox el próximo agosto.
Las expectativas para la próxima temporada son altas. Si bien la postemporada de 2026 se perfila como un objetivo realista, no alcanzarla podría considerarse decepcionante. La temporada pasada, con Wembanyama en cancha, los Spurs mostraron destellos de su potencial, a pesar de las ausencias y la adaptación a las nuevas incorporaciones. El objetivo inmediato es que los jóvenes valores adquieran experiencia en partidos de alta presión. Jugadores de la talla de Kobe Bryant o LeBron James lograron alcanzar los playoffs en su tercera temporada, un camino que Wembanyama podría seguir.
El principal desafío residirá en la competitividad de la Conferencia Oeste, una de las más exigentes del baloncesto mundial. Equipos establecidos continúan en la élite, aunque la volatilidad de la liga ha demostrado que pueden producirse cambios inesperados. Los Spurs aspiran a alcanzar el «play-in» por primera vez desde 2022 y, en el mejor de los escenarios, luchar por una de las seis primeras plazas que garantizan el acceso directo a los playoffs, algo que no logran desde 2019.

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