En diversas regiones de España, las regulaciones relativas a la construcción de parques eólicos cercanos a zonas residenciales han generado debate y preocupación. La distancia mínima entre los aerogeneradores y los núcleos urbanos es un tema candente que ha llevado a cambios significativos en algunas comunidades autónomas.
Tomando como ejemplo la región de Galicia, a finales de 2021 se implementó un aumento en la distancia mínima entre los aerogeneradores y los asentamientos urbanos. Ahora, esta distancia equivale a cinco veces la altura total de los aerogeneradores, una medida destinada a mitigar su impacto visual en el entorno.
Organizaciones comunitarias como «Salvemos a Comarca de Ordes» han expresado su apoyo a estas nuevas restricciones, argumentando que la normativa anterior, establecida hace más de dos décadas, ya no era adecuada para las turbinas eólicas actuales de mayor tamaño.

En el caso de Galicia, algunos proyectos de parques eólicos han debido ser suspendidos debido al incumplimiento de las nuevas distancias mínimas. Por ejemplo, el Parque Eólico Villa de Cruces en Pontevedra se vio afectado por esta medida, lo que evidencia la importancia de respetar las regulaciones vigentes.
Por otro lado, en Castilla y León se ha aprobado recientemente un decreto que regula la ubicación de nuevas plantas de energía eólica y solar. Esta normativa prohíbe la construcción de estos parques en áreas de interés cultural, cercanas a centros urbanos o en zonas fundamentales para especies protegidas, reforzando así la protección del entorno.
En contraste, países como Polonia han establecido distancias mínimas muy estrictas entre los aerogeneradores y las viviendas, lo que en la práctica limita significativamente la instalación de nuevos parques eólicos terrestres en gran parte del territorio. Este enfoque ha sido criticado por su impacto en la capacidad de expansión de la energía eólica en el país.
Las discusiones en torno a la distancia mínima entre los parques eólicos y las zonas residenciales continúan en diversos países europeos. Los argumentos a favor se centran en la protección del paisaje, la vida silvestre y la calidad de vida de los habitantes locales, mientras que los argumentos en contra destacan la importancia de la transición hacia energías renovables y su contribución al PIB.
En el contexto español, donde la energía eólica representa una parte significativa de la matriz energética, es crucial encontrar un equilibrio entre la expansión de las energías limpias y la protección del entorno y la comunidad. Las decisiones regulatorias en torno a las distancias mínimas entre los parques eólicos y las zonas residenciales seguirán siendo un tema de debate en el futuro cercano.

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