El reciente estreno de Driver’s Ed, la nueva comedia dirigida por Bobby Farrelly en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), ha dejado a la audiencia con una sensación agridulce. A diferencia de sus trabajos anteriores junto a su hermano Peter, como Dumb and Dumber, esta película opta por un tono más convencional, alejado del humor irreverente que los hizo famosos. Protagonizada por Sam Nivola, conocido por su papel en The White Lotus, el filme sigue a un grupo de estudiantes secundarios en un viaje imprevisto que, aunque entretenido, no logra romper moldes.
El argumento, escrito por Thomas Moffett, gira en torno a Jeremy (Nivola), un adolescente inseguro que, tras sospechar que su novia lo ha dejado, decide emprender un viaje en plena clase de autoescuela para confirmar sus temores. Acompañado por tres compañeros de clase —incluyendo al carismático y despreocupado Yoshi (Aidan Laprete)—, la trama avanza con un ritmo pausado, más cercano a las road movies clásicas que a las comedias desenfrenadas. El elenco, en especial Laprete, aporta frescura, aunque el guion no les permite brillar del todo.
Uno de los puntos destacables es la dirección de Farrelly, quien demuestra su habilidad para descubrir talento emergente. Sin embargo, la película parece conformarse con recurrir a lugares comunes del género, como las confesiones íntimas durante el viaje o el clímax en una fiesta universitaria. La banda sonora acústica de John Frizzell refuerza esta atmósfera nostálgica, pero también contribuye a que la comedia se sienta anclada en un tono demasiado seguro.

Aunque Driver’s Ed consigue entretener con diálogos fluidos y momentos cómicos bien ejecutados, carece de la audacia que podría haberla convertido en un título memorable. Bobby Farrelly parece haber cambiado la provocación por una apuesta más convencional, lo que puede decepcionar a quienes esperaban un regreso a sus raíces más transgresoras. Por ahora, la cinta busca distribuidor en Estados Unidos, mientras que en Canadá ya está disponible en Prime Video.
En un panorama cinematográfico donde las comedias juveniles buscan reinventarse, Driver’s Ed se conforma con ser un producto funcional que, sin sobresalir, cumple su objetivo de entretener sin riesgos. Quizás, como dicen los más jóvenes, es simplemente "mid".
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