La acusación de Sudán a Emiratos Árabes Unidos por financiar mercenarios colombianos en la guerra civil
La escalada del conflicto en Sudán ha dado un giro inesperado con la grave acusación del gobierno sudanés contra Emiratos Árabes Unidos (EAU). Según fuentes oficiales, el país del Golfo habría financiado y reclutado mercenarios colombianos para reforzar a las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés), un grupo paramilitar que combate al ejército nacional en una guerra que ya lleva más de un año.
El gobierno sudanés, cuya capital, Jartum, ha sido escenario de intensos enfrentamientos, presentó pruebas que vinculan a contratistas de seguridad colombianos con operaciones en territorio sudanés. Estos mercenarios, muchos de ellos veteranos de conflictos internacionales, habrían sido trasladados desde Colombia a través de terceros países, según informes de inteligencia.

El conflicto en Sudán estalló en abril de 2023 entre el ejército regular, liderado por el general Abdel Fattah al-Burhan, y las RSF, comandadas por Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemeti. La violencia ha dejado miles de muertos y más de ocho millones de desplazados, convirtiéndose en una de las crisis humanitarias más graves del continente africano.
Reacciones internacionales y desmentidos
Las acusaciones han sido negadas rotundamente por las autoridades emiratíes, quienes insisten en su neutralidad en el conflicto. Sin embargo, analistas geopolíticos señalan que EAU ha mantenido relaciones ambiguas con diferentes actores en la región, incluyendo a grupos armados en Libia y Yemen, donde también se han utilizado mercenarios.
Colombia, por su parte, no ha emitido un comunicado oficial, pero fuentes diplomáticas han asegurado que el gobierno de Bogotá investiga los presuntos vínculos de ciudadanos colombianos con el conflicto. La presencia de mercenarios colombianos en guerras internacionales no es nueva: su experiencia militar los ha convertido en un recurso frecuente para operaciones encubiertas.
Las implicaciones regionales
La posible intervención de EAU añade una capa más de complejidad a una guerra que ya involucra a múltiples actores internacionales, desde potencias regionales hasta grupos armados con intereses económicos en la zona. La región de Darfur, rica en recursos naturales, sigue siendo un foco de tensiones, con enfrentamientos que amenazan con extenderse más allá de las fronteras sudanesas.
Mientras tanto, organizaciones humanitarias advierten sobre el agravamiento de la crisis alimentaria y sanitaria, que afecta a millones de personas desplazadas. La comunidad internacional ha llamado a un alto al fuego inmediato, pero hasta ahora los esfuerzos diplomáticos no han logrado detener la espiral de violencia.
Este nuevo capítulo en el conflicto sudanés plantea serias preguntas sobre el uso de mercenarios en guerras modernas y el papel de actores externos en conflictos africanos, un debate que sin duda continuará en los foros internacionales en los próximos meses.

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