Tragedia en Ankara: Tres víctimas, entre ellas un bebé, en incendio de edificio residencial
Un incendio en un complejo de apartamentos de lujo en Ankara ha conmocionado a Turquía, cobrándose la vida de tres personas, entre ellas un lactante de apenas tres meses y medio. El siniestro, ocurrido en la madrugada, arrasó múltiples plantas del rascacielos de 26 pisos ubicado en el céntrico distrito de Çankaya, según confirmaron fuentes oficiales.
Los equipos de emergencia trabajaron durante horas para sofocar las llamas, que se extendieron rápidamente debido a los materiales inflamables en la estructura. Aunque la mayoría de los residentes logró evacuar a tiempo, los servicios médicos confirmaron que una mujer de 30 años y un hombre de 35 fallecieron en el acto, mientras que el menor sucumbió poco después por inhalación de humo. Las causas del incendio siguen bajo investigación, aunque fuentes cercanas al caso no descartan fallos eléctricos o descuidos humanos.

El edificio, emblemático por su diseño moderno y vistas panorámicas, había sido promocionado como un ejemplo de seguridad y confort. Sin embargo, residentes locales han denunciado en redes sociales la falta de mantenimiento en sistemas antiincendios, algo que autoridades municipales se han comprometido a investigar. "Es inadmisible que en 2024 sigan produciéndose tragedias evitables", declaró un representante vecinal anónimo, exigiendo responsabilidades.
Mientras las labores de rescate continuaban, psicólogos y trabajadores sociales fueron desplegados para apoyar a las familias afectadas. El alcalde de Ankara expresó sus condolencias y anunció auditorías técnicas en edificios de altura para prevenir futuros incidentes. La noticia ha reabierto el debate sobre la regulación de construcciones en zonas urbanas densamente pobladas, un tema recurrente en Turquía tras desastres como el terremoto de 2023.
A nivel internacional, el suceso ha llamado la atención sobre los estándares de seguridad en países con rápido crecimiento inmobiliario. Expertos en arquitectura sostienen que, pese a los avances tecnológicos, la combinación de negligencia y corrupción en permisos sigue poniendo en riesgo vidas. Mientras, en Ankara, las flores y velas frente al edificio carbonizado son el único consuelo para una comunidad que clama por justicia.

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