Redacción - El Semanal
La persistente ambición de Trump: ¿EE.UU. contempla la anexión de Canadá?
Washington – La Casa Blanca ha confirmado esta semana que el expresidente Donald Trump no ha abandonado su controvertida idea de incorporar Canadá a los Estados Unidos, planteando interrogantes sobre la estabilidad de las relaciones bilaterales y el futuro del bloque norteamericano. Esta revelación, emitida en plena campaña electoral canadiense, ha reavivado un debate latente sobre la soberanía y la autonomía del país vecino, intensificando las tensiones en un contexto global marcado por el proteccionismo y la incertidumbre geopolítica.
La declaración de la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, desmintió las recientes interpretaciones sobre un supuesto cambio de postura por parte del expresidente. Leavitt enfatizó que Trump “mantiene su posición con respecto a Canadá: Estados Unidos ha estado subsidiando la defensa nacional canadiense, y él cree que los canadienses se beneficiarían enormemente de convertirse en el 51º estado de los Estados Unidos de América”. Esta postura, aunque repetida a lo largo de su carrera política, ha generado preocupación entre los líderes canadienses y ha sido interpretada como una amenaza directa a la independencia del país.
El episodio más reciente que dio pie a estas especulaciones ocurrió durante una reunión con el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, en marzo pasado, cuando Trump sugirió la posibilidad de eliminar la “línea artificial” que separa a ambos países. Posteriormente, durante una conversación telefónica con el primer ministro interino canadiense, Mark Carney, Trump se refirió a éste como “primer ministro”, una modificación notable con respecto a su anterior costumbre de denominar a su homólogo, Justin Trudeau, como “gobernador”. Este gesto, considerado por muchos como una señal de cambio, ha sido ahora matizado por la Casa Blanca.
La coyuntura política en Canadá ha exacerbado la sensibilidad ante este tema. Los partidos federales han centrado sus campañas en la necesidad de fortalecer la economía nacional y la defensa ante las políticas proteccionistas estadounidenses. Carney, enfrentando a sus adversarios en el proceso electoral, ha advertido que las amenazas de anexión deben cesar para que Canadá pueda entablar negociaciones constructivas sobre comercio y seguridad. En una reciente intervención pública, Carney señaló que “los Estados Unidos están intentando remodelar fundamentalmente el sistema comercial internacional” y que Canadá debe forjar una “nueva relación” con su vecino del sur, al tiempo que asume un papel de liderazgo en la economía global.
El líder conservador, Pierre Poilievre, ha criticado duramente la gestión de Carney ante Trump, argumentando que las políticas liberales han impulsado la inversión hacia Estados Unidos y dificultado la autonomía económica canadiense. Por su parte, el líder del Nuevo Partido Democrático, Jagmeet Singh, ha calificado las acciones de Trump como una “amenaza” a la soberanía canadiense, sin descartar la posibilidad de que puedan constituir una forma de interferencia extranjera.
El debate sobre el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y Canadá se desarrolla en un contexto de creciente incertidumbre económica y geopolítica. La renegociación de tratados comerciales, la imposición de aranceles y las tensiones diplomáticas han puesto a prueba la tradicional alianza entre ambos países. La persistente ambición de Trump de incorporar Canadá a los Estados Unidos plantea interrogantes fundamentales sobre el futuro del orden norteamericano y la capacidad de los gobiernos para garantizar la estabilidad regional. La respuesta de los partidos políticos canadienses en las próximas semanas será crucial para determinar el rumbo de las relaciones bilaterales y la preservación de la identidad nacional canadiense.
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