La empresa taiwanesa TSMC se enfrenta a desafíos en la construcción de tres nuevas fábricas en Arizona, EE.UU. A pesar de la inversión de 12.000 millones de dólares para la primera planta, se espera que la producción en masa de chips altamente integrados comience solo en 2025, un año más tarde de lo planeado. Este retraso plantea problemas significativos para una empresa que necesita desesperadamente mejorar sus capacidades de fabricación.
Uno de los obstáculos clave que TSMC enfrenta en Arizona es la dificultad para reclutar personal cualificado. La cultura corporativa «brutal» de la empresa parece intimidar a muchos trabajadores estadounidenses, lo que resulta en horarios laborales exigentes que incluyen jornadas de doce horas y turnos de fin de semana. Además, la relación conflictiva con los sindicatos y la falta de un ecosistema legal adecuado complican aún más la situación.
Las tres fábricas planificadas por TSMC desempeñarán un papel crucial en el ecosistema de chips de EE. UU. La segunda planta, con una inversión adicional de 28.000 millones de dólares, se espera que produzca chips en nodos N3 (3 nm) y N2 (2 nm) para 2028. La tercera fábrica, con una inversión total de 65 mil millones de dólares, se centrará en chips de nodo N2 (2 nm) y más allá hacia finales de la década.
Para financiar esta ambiciosa empresa, TSMC recibirá hasta 6.600 millones de dólares a través de la Ley de Chip y Ciencia del gobierno de Estados Unidos. Aunque este apoyo financiero aliviará parte de los costos de construcción, la empresa sigue enfrentando desafíos para cumplir con sus plazos de producción.
En un esfuerzo por reducir la dependencia de los chips asiáticos, Estados Unidos ha apostado fuertemente por el éxito de estas fábricas. Se espera que una vez superados los obstáculos actuales, las instalaciones de TSMC en Arizona jueguen un papel clave en la competitividad y la autonomía del país en el sector de semiconductores.
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