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UE posterga aranceles a productos de EE.UU. por posible acuerdo comercial en agosto

¿Cómo afecta la guerra comercial entre EE.UU. y la UE a la moda europea?

La tensión comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea ha dejado en suspenso la aplicación de aranceles que podrían haber sacudido los cimientos de la industria de la moda, uno de los sectores más dinámicos y sensibles a los vaivenes económicos. Aunque Bruselas ha decidido posponer las represalias previstas para principios de agosto, la incertidumbre sigue planeando sobre diseñadores, fabricantes y minoristas que dependen del intercambio transatlántico.

Según datos oficiales, la exportación de productos de lujo y moda desde Europa hacia EE.UU. superó los 36.000 millones de euros el año pasado, siendo uno de los rubros más destacados en el intercambio bilateral. Marcas icónicas como Gucci, Louis Vuitton y Zara podrían enfrentar incrementos significativos en sus costos si finalmente se aplican gravámenes del 30%, como ha amenazado Washington.

El impacto en las cadenas de suministro

Expertos en economía textil advierten que, más allá de las grandes firmas, serían las pymes las más perjudicadas. Muchas manufactureras españolas e italianas, especializadas en tejidos y acabados de alta gama, verían comprometidos sus contratos con distribuidores estadounidenses. "Un arancel del 30% haría inviable mantener los precios actuales sin trasladar el coste al consumidor", explica un analista del sector que prefiere mantener el anonimato.

La situación es particularmente preocupante para España, cuyas exportaciones de moda a EE.UU. crecieron un 12% en el último año. La incertidumbre ha llevado a varias firmas a frenar inversiones previstas en el mercado norteamericano, optando por reforzar su presencia en Asia y Oriente Medio como alternativa.

Consumidores en alerta

Los compradores también están atentos. Aunque las grandes marcas cuentan con márgenes para absorber temporalmente estos costos, una escalada prolongada podría traducirse en subidas de precios en artículos como calzado de lujo, prendas de piel y accesorios. Algunas cadenas ya estudian reubicar parte de su producción fuera de Europa para eludir posibles tarifas, una medida que, según los sindicatos, amenazaría miles de empleos en países como Portugal y Francia.

Mientras líderes de ambos lados del Atlántico negocian un acuerdo, la industria de la moda mira con cautela el calendario. El 1 de agosto se vislumbra como una fecha clave: si no hay avances, el escenario podría volverse aún más complejo para un sector que ya lidia con la desaceleración económica y los cambios en los patrones de consumo postpandemia.

Lo que está en juego no son solo números, sino la supervivencia de un ecosistema que define la identidad comercial de Europa. Y en medio de las pujas geopolíticas, la moda —a menudo vista como un lujo frívolo— demuestra ser un termómetro clave de la salud económica global.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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