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Wetzel: Acuerdo NCAA y apuestas parece rudo, pero astuto.

La NCAA, organismo rector del deporte universitario en Estados Unidos, ha adoptado una estrategia audaz y, a primera vista, contradictoria en su incesante lucha contra la manipulación de partidos y las apuestas deportivas ilegales que acechan a miles de universitarios. En una jugada que algunos podrían tildar de cínica, la asociación ha suscrito un acuerdo con la firma tecnológica Genius Sports. Este pacto, según reportes de medios de comunicación americanos especializados, autoriza a las casas de apuestas con licencia a acceder a datos oficiales de los eventos de campeonato de la NCAA, incluyendo los prestigiosos torneos de baloncesto masculino y femenino. Como parte de este acuerdo, las plataformas de apuestas podrán incluso utilizar el logotipo y la marca de la NCAA en sus aplicaciones.

A pesar de la aparente hipocresía de aliarse con la industria a la que tradicionalmente se opone, esta alianza viene con una serie de condicionantes cruciales impuestos por la NCAA. Para poder beneficiarse de los valiosos datos en tiempo real, considerados fundamentales para las apuestas «en vivo», las casas de apuestas deberán aceptar una serie de limitaciones. La más significativa es la prohibición de las apuestas prop individuales, especialmente aquellas que se centran en el bajo rendimiento de un jugador. Este tipo de apuestas son las que la NCAA considera más susceptibles de manipulación y, por ende, las que convierten a los estudiantes-atletas en blancos atractivos para actividades ilícitas.

Mark Hicks, director general de cumplimiento de la NCAA y líder de sus iniciativas contra el juego y la educación al respecto, reconoce la magnitud del desafío: «Es absolutamente un desafío», ha declarado. La facilidad con la que un solo deportista puede influir en el resultado de una apuesta individual –como anotar menos puntos de los esperados, «lesionarse» o «enfermarse» en un momento clave– hace que estos tipos de apuestas sean un imán para la manipulación. Casos recientes, como el que involucró a un jugador de la NBA y sus vínculos con un escándalo de apuestas, demuestran la vulnerabilidad de los deportistas ante este tipo de esquemas.

Hicks también subraya que, si bien el crimen organizado juega un papel en la manipulación deportiva, la facilidad con la que los propios atletas pueden realizar apuestas sobre sí mismos o compartir información privilegiada con allegados representa un problema creciente. «Existe la creencia de que la manipulación de partidos deportivos es un asunto del crimen organizado y no se puede negar eso», afirma Hicks. «Pero al mismo tiempo, hemos entrado en un espacio donde, con facilidad, [los atletas] pueden hacer apuestas sobre sí mismos o darle información al compañero de dormitorio de al lado que, ‘Oye, hoy no me siento muy bien'».

Además de la vulnerabilidad a la manipulación, las apuestas individuales exponen a los atletas a amenazas y acoso por parte de apostadores insatisfechos. La NCAA ha promovido activamente leyes para combatir este tipo de conductas.

Al ofrecer a las casas de apuestas que se comprometen a eliminar las apuestas de riesgo un potencial beneficio competitivo sobre aquellas que no lo hacen, la NCAA busca generar un incentivo económico para que la industria se autoregule. La teoría es que esto debería conducir a una disminución de las apuestas más problemáticas. Tim Buckley, vicepresidente sénior de asuntos externos de la NCAA, confirmó que «los datos de la NCAA solo estarán disponibles para las casas de apuestas si eliminan las apuestas de riesgo de sus plataformas y aceptan cooperar plenamente con las investigaciones de la NCAA y proporcionar información clave, incluyendo datos de geolocalización y registros de dispositivos».

Si bien esta iniciativa puede no ser una panacea y es probable que no detenga el crecimiento general de las apuestas deportivas –aquellos que busquen apuestas prop siempre encontrarán vías, legales o no–, la NCAA considera que es un paso con potencial para generar un impacto, aunque sea modesto. Después de décadas oponiéndose frontalmente a la legalización de las apuestas, la asociación ha reconocido la nueva realidad del panorama deportivo y digital. En lugar de seguir luchando contra la marea, ha decidido utilizar su influencia restante, aunque disminuida, de una manera tácticamente inteligente.

El acuerdo, aunque algunos lo vean con escepticismo, representa un intento pragmático por parte de la NCAA de mitigar los riesgos inherentes a la creciente popularidad de las apuestas deportivas, especialmente en lo que respecta a la protección de sus estudiantes-atletas.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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