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Refugiados sudaneses regresan a Jartum destruida para reconstruir sus vidas

Regreso a Jartum: Sueños de reconstrucción entre las ruinas

El sol cae a plomo sobre las calles de Jartum, donde el eco de los bombardeos ha sido sustituido por el sonido de los escombros siendo removidos. Afaf al-Tayeb, una de las muchas desplazadas por la guerra en Sudán, regresó en junio a lo que fuera su hogar. Lo que encontró fue poco más que cuatro paredes ennegrecidas y ventanas reducidas a huecos vacíos. Pero para ella, ese lugar devastado representa la oportunidad de empezar de nuevo.

Según informes locales, miles de familias han vuelto a la capital y sus alrededores desde que el conflicto entró en una frágil tregua. Muchas, como Afaf, retornan sin garantías de servicios básicos ni seguridad alimentaria, pero impulsadas por un deseo irrenunciable: reconstruir sus vidas. "No tenemos electricidad ni agua corriente, pero esto es nuestro", explica mientras barre los restos de su casa, donde una vez colgaban retratos familiares.

Las imágenes por satélite muestran un panorama desolador: barrios enteros reducidos a escombros, mercados calcinados y calles surcadas por cráteres. Sin embargo, entre la destrucción emergen signos de resistencia. Pequeños comercios reabren con lo poco que queda, y grupos de vecinos colaboran para limpiar las áreas comunes. "No podemos esperar a que las autoridades actúen. Si no lo hacemos nosotros, nadie lo hará", comenta un joven voluntario mientras ayuda a retirar escombros en el distrito de Bahri.

La comunidad internacional ha enviado ayuda humanitaria, pero los suministros son insuficientes para cubrir las necesidades de una población que ha perdido casi todo. Organizaciones locales denuncian que la reconstrucción avanza a un ritmo demasiado lento, especialmente en zonas donde la infraestructura quedó completamente destruida. "No se trata solo de reparar edificios, sino de devolver la dignidad a quienes lo perdieron todo", subraya una trabajadora humanitaria que prefiere mantener el anonimato.

Mientras tanto, la moda improvisada se ha convertido en un símbolo de supervivencia. En los mercados callejeros, las telas tradicionales sudanesas, antes reservadas para ocasiones especiales, ahora se reinventan en prendas cotidianas. Las mujeres, en particular, han encontrado en la costura una forma de sostener a sus familias. "Antes hacía vestidos para bodas; hoy coso ropa sencilla con lo que encuentro", dice una artesana mientras muestra un vestido confeccionado con retales de colores vivos.

El camino hacia la normalidad es largo, pero la determinación de los retornados parece inquebrantable. Para muchos, como Afaf, el verdadero hogar no está en las paredes que los rodean, sino en la esperanza de levantarlas de nuevo. Mientras el polvo se asienta sobre Jartum, surge una pregunta inevitable: ¿cuánto tiempo y esfuerzo costará borrar las cicatrices de esta guerra? Por ahora, cada ladrillo recolocado es un acto de fe en el futuro.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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