En los bosques del este de Alemania, los jabalíes son codiciados por su carne, considerada una exquisitez en la región. Sin embargo, la Secretaría de Medio Ambiente del Estado de Sajonia advierte que uno de cada tres jabalíes presenta niveles muy altos de cesio 137, un elemento radiactivo que los hace no aptos para el consumo humano.
La fuente de esta contaminación se remonta a la lejana Ucrania, más de mil kilómetros al este, donde en 1986 ocurrió el desastroso accidente en el reactor nuclear de Chernobyl. Expertos señalan que el cesio 137 se dispersó por toda Europa, transportado por el viento y la lluvia, asentándose en los suelos de Sajonia.
La situación se agrava para los jabalíes, ya que su dieta incluye hongos y trufas que absorben altos niveles de radiación. Aunque estos niveles varían durante el año, son especialmente altos en los meses de otoño a primavera, cuando los animales se alimentan principalmente de estos elementos.
Ante esta problemática, los cazadores están obligados a someter a todos los jabalíes abatidos a pruebas de radiación. Aquellos que superen el límite de seguridad de 600 becquereles por kilo deben ser eliminados, siguiendo las directrices del organismo medioambiental estatal. Las autoridades cubren los costos de descontaminación de los cuerpos, como forma de incentivar la cooperación de los cazadores.
Sin embargo, los expertos advierten que el problema persistirá durante muchos años, dado el largo periodo de emisión de cesio 137 y su capacidad para viajar a través de la cadena alimentaria. Esto podría tener consecuencias a largo plazo en el medio ambiente, afectando no solo a los jabalíes, sino a toda la fauna de la región.
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