Tras un periodo de incertidumbre, la industria relojera parecía dispuesta a celebrar su recuperación en la última edición de Watches and Wonders, un evento clave que reúne a las principales marcas del sector. Sin embargo, la euforia inicial se vio atenuada por la inesperada imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, generando preocupación y reconfigurando las expectativas de crecimiento.
La feria, celebrada entre el 1 y el 7 de abril, congregó a 60 firmas en el centro de exposiciones Palexpo, superando récords de asistencia y presentando una amplia gama de innovaciones técnicas y artísticas. Un total de 55.000 visitantes, un 12% más que en la edición anterior, acudieron a descubrir las últimas tendencias y novedades, mientras que los días abiertos al público experimentaron un aumento del 21% en la venta de entradas, alcanzando las 23.000 personas.
La presencia de figuras destacadas del mundo del espectáculo y el deporte, como Simone Ashley, NiNi, Roger Federer y Carl Lewis, añadió un atractivo mediático considerable al evento, generando un alcance estimado de más de 700 millones de personas en redes sociales.

Cyrille Vigneron, presidente de la Watches and Wonders Geneva Foundation, destacó que la feria se ha consolidado como un evento imprescindible para los profesionales del sector, pero también como una plataforma para la expresión creativa de los relojeros. Matthieu Humair, director ejecutivo de la fundación, coincidió en señalar que el evento ofrecía una experiencia inmersiva en el mundo de la relojería y auguró un año dinámico para la industria.
Sin embargo, la sombra de la política internacional se cernió sobre la feria con el anuncio, el 2 de abril, de la imposición de aranceles del 31% a los productos suizos que ingresan a Estados Unidos por parte del presidente Donald Trump. Esta medida, que supone un revés para el sector, ha generado incertidumbre sobre su impacto real en las ventas y la rentabilidad de las empresas.
Estados Unidos se erige como el principal mercado para las exportaciones suizas de relojes, representando un volumen de negocio de 4.370 millones de francos suizos (aproximadamente 5.300 millones de dólares) en 2023, con un crecimiento interanual del 5%. La reacción inicial de los ejecutivos del sector fue cautelosa, evitando pronosticar escenarios concretos y reiterando la importancia del mercado estadounidense.
Yves Bugmann, presidente de la Federación de la Industria Relojera Suiza, expresó su decepción por la imposición de aranceles, calificándola de injustificada y recordando que Suiza abolió todos los aranceles industriales el 1 de enero de 2024, mientras que Estados Unidos no impone aranceles a los relojes americanos que ingresan al país helvético.
El Consejo Federal Suizo optó por no adoptar medidas de represalia, apostando por una solución diplomática y enviando representantes a Washington D.C. para negociar con las autoridades estadounidenses. Analistas financieros como Jon Cox, de Kepler Cheuvreux, estiman que los aranceles podrían traducirse en un aumento de precios entre el 10% y el 15% para el consumidor final, y anticipan un crecimiento modesto para el mercado en 2024, impulsado principalmente por el segmento de alta gama.
En este contexto de volatilidad, algunas marcas están buscando oportunidades en el segmento de entrada de mercado, ofreciendo productos con una buena relación calidad-precio y captando a un público más joven. Bremont, por ejemplo, apuesta por su modelo TerraNova, un reloj de campo de inspiración militar, para expandir su base de clientes en Estados Unidos. Asimismo, Frédérique Constant se centra en ofrecer relojes a precios accesibles, entre 2.000 y 4.000 dólares, para llenar un vacío en el mercado.
La clave para afrontar los desafíos actuales reside en la innovación, la autenticidad y la capacidad de transmitir el valor de los productos. Marcas como Ulysse Nardin y Jaeger-LeCoultre apuestan por mantener su identidad y ofrecer un alto nivel de calidad y sofisticación, mientras que otras, como Bulgari y Chanel, se centran en la creación de diseños originales y atractivos.
La sostenibilidad también se ha convertido en un factor importante para los consumidores, lo que ha llevado a algunas marcas a explorar alternativas más respetuosas con el medio ambiente. Hermès, por ejemplo, está invirtiendo en la ampliación de sus instalaciones de producción en Noirmont, Suiza, para garantizar la trazabilidad y la calidad de sus productos.
En definitiva, Watches and Wonders 2024 ha sido un evento marcado por la incertidumbre, pero también por la resiliencia y la creatividad de la industria relojera. A pesar de los desafíos económicos y políticos, las marcas han demostrado su capacidad para innovar y adaptarse a las nuevas exigencias del mercado, manteniendo su compromiso con la excelencia y la tradición. La clave para el futuro radica en la capacidad de ofrecer productos que conecten con las emociones y los valores de los consumidores, y de transmitir el legado y la pasión que impulsan la relojería suiza.

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