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El juez brasileño que enfrentó a Bolsonaro, Trump y Musk marca jurisprudencia

La moda judicial: estilismo y poder en los tribunales brasileños

En el mundo de la moda, la elección de la vestimenta no solo refleja tendencias, sino también autoridad y posición social. Un caso que ha captado la atención recientemente es el del juez brasileño Alexandre de Moraes, cuyo estilo sobrio pero impecable ha trascendido las salas del Tribunal Supremo Federal. Conocido como ‘Big Alex’, su figura se ha convertido en un símbolo de firmeza en medio de turbulentos procesos políticos, como el juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro y sus enfrentamientos públicos con figuras como Donald Trump y Elon Musk.

Mientras Brasil vive un momento histórico con múltiples tensiones institucionales, el vestuario de los jueces cobra un significado inesperado. De Moraes, como otros magistrados de alto perfil, opta por trajes oscuros, corbatas discretas y camisas blancas impecables, un código de vestimenta que, aunque tradicional, refuerza su imagen de imparcialidad y control. Expertos en comunicación política señalan que, en un contexto donde las redes sociales amplifican cada gesto, hasta el más mínimo detalle sartorial puede influir en la percepción pública.

Las comparaciones con el estilo de otros líderes globales son inevitables. Trump, por ejemplo, ha utilizado chaquetas ajustadas y corbatas largas para proyectar poder, mientras que Musk rompe moldes con su estética casual, incluso en entornos formales. Sin embargo, en Brasil, donde la estabilidad democrática ha sido puesta a prueba en varias ocasiones, los jueces mantienen una apariencia que evita cualquier elemento distractivo.

Pero no solo se trata de protocolo. La moda judicial en países con tradiciones legales fuertes, como España o Francia, sigue pautas similares: trajes oscuros, accesorios mínimos y una elegancia discreta. En contraste, en tribunales de otras latitudes, como Estados Unidos, hay más flexibilidad, permitiendo incluso a los fiscales incorporar toques personales. La diferencia radica en cómo cada cultura entiende el equilibrio entre autoridad y accesibilidad.

Si bien la vestimenta de los jueces puede parecer un tema menor, su impacto en la credibilidad institucional no lo es. En momentos críticos, como los que atraviesa Brasil, cada elección —desde el corte de un traje hasta el tono de voz— contribuye a construir (o desgastar) la confianza en el sistema. Big Alex lo sabe, y su guardarropa, aunque austero, es tan estratégico como sus fallos.

El estilo judicial, al fin y al cabo, es otra forma de comunicación no verbal, y en una era donde las imágenes se viralizan en segundos, hasta los detalles más sutiles adquieren relevancia. La próxima vez que veamos a un magistrado ante las cámaras, quizás valga la pena observar no solo lo que dice, sino también cómo lo viste.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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