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La moda se reinventa: telas inteligentes y diseño sostenible dominan las pasarelas

La industria de la moda está viviendo una transformación sin precedentes. Lejos de limitarse a las tendencias estacionales, diseñadores y marcas están adoptando tecnologías revolucionarias y comprometiéndose con prácticas más éticas. Las fibras inteligentes, capaces de regular la temperatura corporal o incluso medir signos vitales, están ganando terreno en colecciones de lujo y streetwear. Mientras tanto, la sostenibilidad ha dejado de ser una moda pasajera para convertirse en un pilar del diseño contemporáneo.

Uno de los avances más destacados es el uso de tejidos con nanopartículas que repelen bacterias o protegen contra los rayos UV. Marcas europeas y asiáticas lideran esta innovación, aunque firmas españolas ya experimentan con estos materiales en colaboración con laboratorios tecnológicos. "No se trata solo de vestir bien, sino de funcionalidad y salud", explica un consultor de diseño radicado en Madrid.

Por otro lado, el upcycling —reutilización de materiales descartados— ha dejado atrás su imagen artesanal para posicionarse como una alternativa viable en la alta costura. Diseñadores jóvenes están recuperando tejidos de archivo de grandes casas para crear piezas únicas, reduciendo el impacto ambiental. Esta práctica, antes marginal, ahora figura en las estrategias de conglomerados como LVMH, que apuestan por colecciones cápsula con un enfoque circular.

Sin embargo, el desafío sigue siendo la accesibilidad. Mientras las telas inteligentes y los procesos sostenibles encarecen los productos, las grandes cadenas trabajan en escalar estas soluciones. Zara y H&M, por ejemplo, han lanzado líneas con poliéster reciclado a precios competitivos, aunque críticos señalan que esto no basta para contrarrestar el fast fashion.

El consumidor parece responder: según estudios recientes, el 68% de los compradores menores de 35 años en España prefieren marcas con prácticas transparentes, incluso si pagan un 20% más. Esta demanda está impulsando cambios legislativos, como la próxima normativa europea que obligará a detallar la huella de carbono en las etiquetas.

Lo claro es que la moda ya no se define solo por su estética. La innovación tecnológica y la responsabilidad ambiental están reescribiendo las reglas del juego, y quienes no se adapten quedarán fuera de un mercado cada vez más exigente.