Desde el mes de agosto, el Océano Atlántico ha estado notablemente tranquilo en términos de actividad de tormentas. De acuerdo con el meteorólogo Philip Klotzbach, esta situación es inusual, ya que no se había registrado un período sin tormentas con nombre entre mediados de agosto y principios de septiembre desde el año 1968. Esta calma inusual ha generado interrogantes sobre el rumbo de la temporada de huracanes, que se había pronosticado como históricamente activa.
Eric Weber, otro experto en meteorología, señaló que llevamos más de 20 días sin la formación de nuevas tormentas tropicales en el Atlántico. De mantenerse esta situación, se estaría presenciando la racha más larga de este tipo desde 1929. A pesar de que actualmente cuatro tormentas tienen menos del 40% de posibilidades de convertirse en huracanes, la posibilidad de establecer un récord de inactividad prolongada está latente, según el Centro Nacional de Huracanes.
Aunque la ausencia de tormentas es una buena noticia para millones de personas que residen en zonas vulnerables a estos fenómenos naturales, también bode invita a reflexionar sobre las causas detrás de esta inusual pausa en la actividad ciclónica. Expertos como Klotzbach plantean diferentes escenarios, desde cambios en la circulación atmosférica hasta la influencia de fenómenos como La Niña, que podrían estar contribuyendo a la situación actual.
El equipo de Klotzbach, basado en la Universidad Estatal de Colorado, ha publicado un informe detallado que analiza las posibles razones detrás de la falta de actividad en el Atlántico. Se mencionan factores como la desviación de la vaguada monzónica del desierto del Sahara, que ha desplazado tormentas hacia aguas más frías, y el aumento de la cizalladura en la troposfera oriental del océano. Estos fenómenos, entre otros, están siendo estudiados para comprender mejor la temporada atípica que estamos presenciando.
La incertidumbre sobre el rumbo futuro de la temporada de huracanes persiste, ya que el comportamiento actual del océano Atlántico ha desconcertado a los expertos. A medida que el océano entra en territorio inexplorado, la comunidad científica enfrenta el desafío de predecir con precisión lo que deparará el resto de la temporada y cómo impactará en las regiones vulnerables a estos fenómenos climáticos.
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