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Expertos advierten sobre corto plazo para prevenir efectos de tormentas solares.

Una poderosa tormenta geomagnética sorprendió a los científicos el 10 de mayo del año pasado, cubriendo la mitad de la Tierra con una deslumbrante aurora. Este fenómeno, más allá de ser un simple espectáculo visual, tiene implicaciones profundas en la interacción entre el campo magnético terrestre y las partículas cargadas emitidas por el Sol.

En el contexto de una tormenta solar, el Sol libera cantidades masivas de plasma que eventualmente alcanzan la magnetosfera terrestre. Estas partículas, al interactuar con los gases de la atmósfera en los polos terrestres, provocan la emisión de luz que da origen a las impresionantes auroras verdes y rojas que maravillan a los observadores terrestres.

Pero más allá de su belleza, las auroras también sirven como advertencia de posibles amenazas a nuestra infraestructura eléctrica. En el caso del evento del año pasado, los científicos pudieron estudiar de cerca los efectos de las poderosas corrientes geomagnéticas inducidas por la tormenta solar, lo que les permitió prever mejor los posibles riesgos.

Un equipo de investigadores de la NASA liderado por el astrofísico Danny Oliveira ha estado investigando los efectos de estas tormentas solares en la red eléctrica y otras infraestructuras con conductividad eléctrica. Sus análisis muestran que las colisiones frontales directas entre las partículas solares y el campo magnético terrestre pueden inducir corrientes más intensas, lo que aumenta el riesgo de daños para los sistemas eléctricos.

En este contexto, Oliveira y su equipo realizaron mediciones en un gasoducto de gas natural en Finlandia durante las tormentas solares para estudiar el impacto de las corrientes inducidas geomagnéticamente en infraestructuras de este tipo. Los resultados revelaron que las colisiones frontales generan corrientes más potentes que las impactan en ángulo, lo que resalta la vulnerabilidad de determinadas infraestructuras ante estas situaciones extremas.

La relevancia de estos estudios radica en la posibilidad de prever con hasta dos horas de anticipación la llegada de una tormenta solar y sus potenciales efectos, lo que abre una ventana crítica para implementar medidas de protección en la red eléctrica y otras infraestructuras vulnerables. Los operadores de infraestructuras eléctricas pueden llevar a cabo acciones como gestionar circuitos específicos cuando se detecta una alerta de choque, evitando así posibles daños causados por las corrientes inducidas geomagnéticamente.

La investigación liderada por Oliveira destaca la importancia de comprender y anticipar los efectos de las tormentas solares en nuestra infraestructura, subrayando la necesidad de colaboración entre la comunidad científica y los operadores de redes eléctricas para mitigar los riesgos potenciales asociados a estos eventos solares extremos.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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