Redacción - El Semanal
Un informe revela que al menos 973 niños indígenas murieron en internados en Estados Unidos.
En un comunicado emitido por funcionarios del Departamento del Interior de Estados Unidos, se informó que al menos 973 niños indígenas fallecieron en el sistema abusivo de internados del gobierno estadounidense. Este informe, que sigue a una investigación reciente, reveló la existencia de tumbas marcadas y sin marcar en 65 de los más de 400 internados en los que los niños indígenas fueron asimilados a la sociedad blanca de forma forzosa. A pesar de que las causas específicas de cada muerte no están detalladas, los funcionarios señalaron que las muertes ocurrieron por enfermedades y abusos en un período de 150 años que finalizó en 1969.
Las conclusiones de esta investigación se basan en una serie de sesiones de escucha llevadas a cabo por la Secretaria del Interior, Deb Haaland, en las que antiguos estudiantes narraron situaciones de maltrato y humillación sufridas mientras estaban separados de sus familias. Haaland, quien pertenece a la tribu Laguna Pueblo de Nuevo México y es la primera secretaria de gabinete nativa en Estados Unidos, afirmó que el gobierno federal tomó acciones deliberadas para aislar a los niños de sus familias, negarles su identidad y robarles sus idiomas, culturas y conexiones fundamentales para los pueblos indígenas.
Otro dato relevante es que, según hallazgos previos, más de 500 niños habrían fallecido en los internados, establecimientos que operaron hasta la década de 1960 con el apoyo de leyes y políticas federales promulgadas en 1819. En estos internados, a los niños indígenas se les imponían nombres en inglés, se les sometía a ejercicios militares y se les obligaba a realizar trabajos manuales como labores agrícolas, fabricación de ladrillos y trabajos en ferrocarriles.
Las impactantes experiencias de los antiguos estudiantes, compartidas durante las sesiones de escucha en diversos estados, incluyeron castigos por hablar su lengua materna, encierros en sótanos, cortes de cabello forzados para borrar su identidad, así como situaciones de confinamiento solitario, golpizas y privación de alimentos. Muchos de ellos abandonaron los internados con escasas habilidades laborales, lo que limitó sus oportunidades de empleo.
En el caso de Donovan Archambault, ex presidente de la Reserva India Fort Belknap en Montana, su testimonio relata cómo, a los 11 años, fue enviado a un internado donde fue maltratado, obligado a cortarse el cabello y se le prohibió hablar su idioma nativo. Esta experiencia lo llevó a un consumo excesivo de alcohol, del que logró recuperarse más de dos décadas después. Archambault destaca la necesidad de una disculpa por parte del gobierno, así como de una educación más amplia sobre lo ocurrido en esos internados.
La Secretaria Haaland expresó su pesar personal por lo sucedido y abogó por una disculpa formal por parte del gobierno federal. Además, se recomendó que el gobierno invierta en programas destinados a ayudar a las comunidades indígenas a sanar las heridas provocadas por los internados, incluyendo medidas para la revitalización de los idiomas indígenas. El informe reveló que los internados y programas de asimilación relacionados recibieron un total de 23.3 mil millones de dólares en financiamiento federal, ajustado por inflación.
El impacto de estos internados, que afectó a más de 60.000 niños indígenas en la década de 1920, ha dejado una profunda herida en las generaciones afectadas. La propuesta de establecer una «Comisión de Verdad y Curación» para documentar las injusticias pasadas relacionadas con los internados se encuentra actualmente en el Congreso, con el objetivo de brindar justicia y reconstruir la memoria histórica de estos trágicos eventos.
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