Reino Unido traslada a miles de afganos bajo un programa de reasentamiento discreto
En medio de un contexto geopolítico marcado por la inestabilidad en Afganistán, fuentes oficiales han confirmado que el gobierno británico ha facilitado el traslado de miles de ciudadanos afganos a territorio británico como parte de una iniciativa de reasentamiento mantenida en discreción hasta ahora. La medida, que prioriza a aquellos con mayor riesgo por su colaboración con fuerzas internacionales o por pertenecer a grupos vulnerables, ha generado un debate sobre la transparencia de las políticas migratorias en Europa.
A diferencia de los programas públicos de acogida, este esquema operó con escasa visibilidad, lo que ha llevado a organizaciones humanitarias a cuestionar si las cifras reportadas reflejan la totalidad de las personas beneficiadas. Según datos obtenidos, la mayoría de los reubicados incluyen a intérpretes, activistas de derechos humanos y mujeres bajo amenaza por el régimen talibán. Las autoridades británicas han defendido la confidencialidad del proceso, argumentando que era necesaria para garantizar la seguridad de los evacuados.

El programa, iniciado tras la retirada de las tropas occidentales en 2021, ha requerido una logística compleja, incluyendo vuelos desde países vecinos donde muchos afganos esperaban en condiciones precarias. Sin embargo, algunos críticos señalan que el ritmo de los traslados ha sido insuficiente frente a la urgencia de la crisis humanitaria. Mientras, organizaciones como Amnistía Internacional reclaman mayor agilidad en la tramitación de visados para familias separadas.
Este movimiento contrasta con la retórica restrictiva que predomina en varios gobiernos europeos respecto a la migración. Reino Unido, que enfrenta presiones internas por el aumento de solicitantes de asilo, insiste en que su compromiso con Afganistán sigue vigente. No obstante, la falta de detalles sobre los criterios de selección o el destino final de los reasentados ha dejado interrogantes sobre la equidad del sistema.
En paralelo, la Unión Europea evalúa reforzar sus propias vías legales para refugiados afganos, un tema que podría reavivar tensiones entre los estados miembros. Mientras, los recién llegados al Reino Unido enfrentan el desafío de integrarse en un país con un coste de vida creciente y servicios públicos bajo presión. Su llegada silenciosa es un recordatorio de las consecuencias duraderas de un conflicto que sigue lejos de resolverse.

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