Un estudio reciente sugiere que un crucial sistema de corrientes oceánicas del Atlántico, que influye en el clima a nivel mundial, podría colapsar tan pronto como a finales de la década de 2030, lo que sería un desastre a escala planetaria y transformaría el clima.
Investigaciones anteriores han indicado que el sistema clave, conocido como la Circulación Meridional del Atlántico, o AMOC por sus siglas en inglés, podría dirigirse hacia un colapso por el calentamiento de las temperaturas oceánicas y la alteración de la salinidad ocasionadas por el cambio climático provocado por el ser humano.
Este nuevo estudio, que aún se encuentra en proceso de revisión por pares y no ha sido publicado en una revista científica, utiliza un modelo de vanguardia para estimar el posible colapso, sugiriendo que podría ocurrir entre 2037 y 2064, con mayor probabilidad de colapso para el año 2050.

De acuerdo con René van Westen, investigador marino y atmosférico de la Universidad de Utrecht en los Países Bajos y coautor del estudio, esta situación es realmente preocupante, ya que los efectos negativos del cambio climático antropogénico continuarán, como olas de calor, sequías y inundaciones, a lo que se sumaría un colapso del AMOC, generando un clima aún más distorsionado.
El AMOC funciona como una especie de cinta transportadora, donde transporta agua cálida desde el hemisferio sur y los trópicos hacia el Atlántico Norte frío. El agua más fría y salada se hunde y fluye hacia el sur, evitando un sobrecalentamiento en partes del hemisferio sur y previniendo que partes del hemisferio norte se enfríen de forma extrema, a la vez que distribuye nutrientes vitales para los ecosistemas marinos.
Los efectos de un colapso del AMOC serían devastadores, alterando notablemente diversas regiones del mundo. El hielo ártico se desplazaría hacia el sur, llegando incluso a la costa sur de Inglaterra después de 100 años. Las temperaturas promedio de Europa y Norteamérica, incluyendo algunas zonas de Estados Unidos, descenderían drásticamente. La selva amazónica experimentaría un cambio completo en sus estaciones, convirtiendo la estación seca en la época de lluvias, y viceversa.
Expertos como Stefan Rahmstorf, oceanógrafo físico de la Universidad de Potsdam en Alemania, enfatizan que evitar un colapso del AMOC es una prioridad urgente. Los científicos de Utrecht utilizaron modelos avanzados y por primera vez identificaron un área del Atlántico Sur como el lugar óptimo para monitorear los cambios en la circulación, observando las temperaturas y salinidad oceánicas para fortalecer las predicciones sobre el posible punto de inflexión del AMOC.
Aunque la investigación sobre el timing de un posible colapso del AMOC es relativamente reciente, demuestra el avance significativo en la comprensión de su debilitamiento. A pesar de los avances en la predicción del colapso, uno de los obstáculos actuales es la falta de consideración del derretimiento del hielo de Groenlandia, fenómeno que aporta grandes cantidades de agua dulce al Atlántico Norte, afectando la salinidad y debilitando la circulación.
Este vacío en la investigación podría significar que las predicciones actuales subestimen la prontitud y la velocidad con la que podría producirse un colapso del AMOC. Los expertos coinciden en que la urgencia de actuar para evitar este escenario catastrófico es cada vez más imperativa.

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