La saga de la posible privatización de Nordstrom Inc. ha sido un proceso prolongado y complejo para la familia Nordstrom, marcado por giros inesperados y desafíos económicos. Lo que comenzó como un deseo de largo data, se ha materializado ahora en una operación que debe sortear un mercado global inestable y presiones financieras crecientes.
En 2018, los descendientes de John W. Nordstrom presentaron una oferta inicial para adquirir la empresa, valorando las acciones en 50 dólares cada una. Sin embargo, un comité especial de la junta directiva consideró que la propuesta era insuficiente. Este rechazo marcó el inicio de un período de incertidumbre que se extendió por años.
La situación cambió drásticamente a principios de 2023, cuando el consejo de administración de Nordstrom reconsideró sus opciones estratégicas. La empresa había experimentado una década de declive en la productividad y los márgenes de operación, al mismo tiempo que las tiendas departamentales perdían cuota de mercado frente a minoristas especializados, de descuento, plataformas de comercio electrónico y marcas que optaban por la venta directa al consumidor.

El análisis de alternativas se vio condicionado por la estructura de propiedad de Nordstrom, donde la familia controlaba aproximadamente un tercio de las acciones y dos tercios de los derechos de voto. El entonces director ejecutivo, Erik Nordstrom, y su hermano Pete, presidente y director de marca, expresaron su apoyo a la exploración de todas las opciones, incluyendo una posible venta.
Entre junio y octubre de 2023, se evaluaron diversas estrategias, tales como el aumento de los retornos a través de dividendos o recompra de acciones, la venta y posterior arrendamiento de bienes inmuebles, la escisión de la unidad de descuento Nordstrom Rack y la separación del negocio de comercio electrónico. Se contactó también a Liverpool, un minorista mexicano con una participación del 9.9% en Nordstrom, para evaluar un posible aumento de su participación accionaria. Incluso se consideró una oferta pública de adquisición para recomprar acciones y la posibilidad de privatizar la empresa mediante un consorcio de accionistas existentes y nuevos inversores.
La búsqueda de alternativas involucró a los bancos de inversión Morgan Stanley y Centerview, quienes se pusieron en contacto con 19 posibles compradores, incluyendo tres competidores en el sector minorista (entre ellos Liverpool), 11 fondos soberanos y oficinas familiares, y cinco firmas de capital privado.
En febrero de 2024, Erik y Peter Nordstrom expresaron su interés en presentar una propuesta de adquisición. Para ello, solicitaron la posibilidad de negociar directamente con las partes interesadas previamente contactadas, con la condición de que sus asesores financieros pudieran participar en las reuniones. Esta demanda generó tensiones, ya que los Nordstrom amenazaron con reconsiderar su propuesta si la condición no era aceptada, dada su influencia en la toma de decisiones.
A medida que avanzaban las negociaciones, otras firmas de capital privado presentaron ofertas, incluyendo una propuesta que implicaba la venta y el posterior arrendamiento de los activos inmobiliarios de Nordstrom, valorados en aproximadamente 2 mil millones de dólares.
Finalmente, en septiembre de 2024, los Nordstroms, en colaboración con Liverpool, presentaron una oferta para adquirir el 57% restante de las acciones de la empresa a un precio de 23 dólares por acción. Después de una serie de contraofertas, la propuesta final se estableció en 24.25 dólares por acción, más un dividendo de 25 céntimos para los accionistas no afiliados. El acuerdo, firmado el 22 de diciembre, parecía encaminado a su aprobación.
Sin embargo, la incertidumbre persistió ante la publicación de nuevos aranceles por parte del gobierno estadounidense, lo que provocó una caída en los mercados financieros y generó preocupaciones sobre una posible recesión. Analistas de Citi redujeron la calificación de las acciones de Nordstrom a «vender», señalando que, aunque la operación probablemente se concretaría, existía un riesgo significativo de que no se completara.
Además, se planteó la necesidad de que Nordstrom obtuviera 250 millones de dólares en financiamiento para la transacción, lo que podría resultar complicado a la luz de la reciente rebaja de la calificación crediticia de la empresa por parte de Standard & Poor’s.
La aprobación final de la operación depende de la votación de los accionistas, programada para el 16 de mayo. Se requiere la aprobación de la mayoría de las acciones no controladas por la familia Nordstrom o Liverpool para que la privatización se lleve a cabo. El desenlace de esta compleja operación, que ha mantenido en vilo al sector minorista, sigue siendo incierto en un contexto económico volátil y desafiante.

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