La madrugada del pasado miércoles se vio sacudida por un grave incidente en Guayaquil, Ecuador. La esposa e hijo, de tan solo 5 años, del futbolista ecuatoriano Jackson Rodríguez fueron víctimas de un secuestro en su propio hogar. Según el reporte policial, el suceso se produjo alrededor de las 3 de la mañana, cuando un grupo de individuos irrumpió en la residencia con la aparente intención de localizar al deportista.
Jackson Rodríguez, defensor del club Emelec desde 2018, relató a los investigadores que, al escuchar la violación de la puerta principal, logró esconderse debajo de una cama. Los asaltantes, al preguntar a su esposa por el paradero del futbolista, procedieron a llevársela junto al menor. Rodríguez, según su testimonio, pudo observar desde una ventana cómo los captores se alejaban en una camioneta doble cabina de color gris.
Este lamentable episodio ocurre en un contexto de creciente inseguridad en Ecuador, a pesar de la declaración de un estado de excepción vigente desde hace diez días en nueve zonas del país, entre las que se incluye la provincia de Guayas, a la que pertenece Guayaquil. Esta medida gubernamental autoriza el despliegue de las fuerzas de seguridad para combatir a los grupos de delincuencia organizada, señalados por las autoridades como responsables directos de la escalada de violencia.

La situación de inseguridad y criminalidad en Ecuador se ha deteriorado significativamente en los últimos cuatro años, registrando un preocupante incremento durante los primeros meses del presente ejercicio. Las cifras oficiales reportan 2.345 muertes violentas entre enero y marzo, con 742 de ellas concentradas en Guayaquil, ciudad ubicada a 168 millas al suroeste de la capital, Quito.
Este incidente no es un hecho aislado en el ámbito deportivo del país. Otros atletas han sido blanco de acciones delictivas en el pasado. Como ejemplo, en diciembre de 2024, el futbolista Pedro Perlaza, entonces jugador de Liga de Quito, fue secuestrado en Esmeraldas, ciudad situada a 113 millas al noroeste de Quito. Afortunadamente, Perlaza fue rescatado por la policía pocos días después. La recurrencia de estos actos contra figuras públicas subraya la gravedad del desafío que enfrentan las autoridades ecuatorianas en la lucha contra el crimen organizado y la necesidad de estrategias efectivas para garantizar la seguridad de sus ciudadanos.

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