La vida de Georgina Rodríguez antes de Cristiano Ronaldo: de empleada a empresaria
Antes de convertirse en una figura icónica de la moda y en compañera de uno de los futbolistas más famosos del mundo, Georgina Rodríguez cultivó una carrera marcada por el esfuerzo y la determinación. Su historia, lejos de los focos y las alfombras rojas, comenzó en empleos modestos que poco tenían que ver con el lujo que ahora define su imagen pública.
Inicios humildes en retail y hostelería

Originaria de Jaca, en la provincia de Huesca, Rodríguez se trasladó a Madrid a los 18 años para labrarse un futuro. Allí, combinó trabajos de dependienta en tiendas de lujo con turnos en bares durante los fines de semana. Según diversas fuentes, su primer empleo estable fue en una tienda de Gucci en la capital española, donde el azar quiso que años más tarde conociera a Cristiano Ronaldo. Antes de ese momento crucial, su situación económica distaba mucho de ser holgada.
"Trabajó como au pair en Bristol y luego como camarera en su ciudad natal antes de dar el salto a Madrid", revelan cercanos a su entorno. Estos empleos, aunque alejados del glamour, le permitieron adquirir experiencia en el trato con el público y en el mundo de la venta minorista, habilidades que más tarde resultarían clave en su carrera.
El punto de inflexión: más allá de Ronaldo
Si bien su relación con el astro del fútbol catapultó su visibilidad, Rodríguez supo aprovechar las oportunidades para construir una marca personal sólida. Tras su incursión en el modeling con firmas como Prada y Chanel, lanzó su propia línea de ropa deportiva y protagonizó la docuserie Soy Georgina en Netflix, proyectos que contribuyeron significativamente a su actual fortuna, estimada en unos 10 millones de dólares.
Expertos del sector subrayan que, aunque el vínculo con Ronaldo le abrió puertas, fue su visión empresarial lo que consolidó su éxito. "Demostró una capacidad notable para diversificar sus ingresos y capitalizar su imagen sin depender exclusivamente de su pareja", afirma un analista de la industria de la moda.
Hoy, su nombre resuena no solo en revistas del corazón, sino también en foros de negocio, donde se valora su transformación de empleada de tienda a líder de su propio imperio. Una trayectoria que, más allá de cifras, refleja una historia de resiliencia y reinvención.
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