La Cumbre de la OTAN y el Debate sobre el Gasto en Defensa: Una Década de Cambios y Nuevos Compromisos
Los ojos del mundo están puestos en La Haya, donde los líderes de los 32 países miembros de la OTAN se reúnen para abordar uno de los temas más espinosos de la agenda internacional: el aumento del gasto en defensa. La alianza, fundada en 1949 como un baluarte contra la amenaza soviética, enfrenta hoy un panorama geopolítico radicalmente distinto, marcado por la guerra en Ucrania y la creciente tensión con Rusia.
El primer ministro canadiense, Mark Carney, ha iniciado una serie de encuentros bilaterales previos a las discusiones clave del miércoles. Entre sus interlocutores figuran el presidente de Letonia, Edgars Rinkēvičs, y el primer ministro neerlandés, Dick Schoof. También se prevé una reunión con los monarcas de los Países Bajos, Willem-Alexander y Máxima, en un gesto que subraya la importancia diplomática del evento.

Un Objetivo Ambicioso: del 2% al 5% del PIB
La propuesta que dominará la cumbre es el incremento del gasto en defensa del 2% al 5% del PIB, una meta que, de aprobarse, marcaría un hito histórico. El actual objetivo del 2%, establecido en 2014, solo ha sido cumplido por tres países: Estados Unidos, Reino Unido y Grecia. En 2024, ningún miembro alcanzó el 5%, según datos de la propia OTAN. Canadá, por su parte, registró un 1,37%, lejos aún de la cifra propuesta.
Las divergencias entre los aliados son palpables. Mientras naciones cercanas a Rusia, como los países bálticos, Alemania y los Países Bajos, apoyan el incremento, otras como España e Italia han mostrado resistencia. El gobierno español incluso anunció un acuerdo para quedar excluido del nuevo objetivo, una postura que el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha rechazado de plano.
Flexibilidad y Plazos en Disputa
El plan de Rutte incluye matices para facilitar el consenso: el 3,5% del PIB se destinaría a necesidades militares esenciales, como aviones y armamento, mientras que el 1,5% restante cubriría áreas colaterales, como ciberseguridad e infraestructura. Sin embargo, el calendario sigue siendo un punto de fricción. Algunos países abogan por un plazo de siete años, mientras que otros pieren hasta una década para alcanzar la meta.
La sombra de Estados Unidos, el mayor contribuyente de la OTAN, planea sobre las negociaciones. El expresidente Donald Trump criticó repetidamente el gasto insuficiente de los aliados, y aunque la administración actual ha mantenido una postura más conciliadora, el debate sobre el reparto de responsabilidades sigue abierto.
Seguridad Transatlántica y el Papel de Europa
Expertos como Jan Techau, del Centro para el Análisis de Políticas Europeas, señalan que la agresión rusa ha impulsado un cambio de mentalidad en Europa. "Cuanto más cerca estás de Rusia, más ambicioso eres", afirmó en declaraciones recientes. No obstante, países como Bélgica han expresado reservas, aunque reconocen la necesidad de mantener la unidad ante las amenazas comunes.
La cumbre también servirá para evaluar la estrategia frente a Irán, cuyo programa nuclear sigue siendo una preocupación clave. Carney reiteró el compromiso de Canadá con la seguridad internacional, advirtiendo que Teherán "nunca debe desarrollar un arma nuclear".
Mientras los líderes se preparan para una cena de gala ofrecida por la Casa Real neerlandesa, el mensaje es claro: la OTAN enfrenta un momento decisivo, en el que cada porcentaje cuenta y las decisiones de estos días moldearán el futuro de la seguridad global.
— Con información de agencias internacionales.

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