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El terrorismo aviva la tensión entre India y Pakistán con episodios continuos.

Tensiones entre India y Pakistán: El ciclo de violencia se reanuda

La región de Asia Meridional se encuentra nuevamente en el ojo del huracán debido al recrudecimiento de las tensiones entre India y Pakistán. Un reciente ataque terrorista en la localidad de Pahalgam, atribuido a un grupo vinculado a Lashkar-e-Taiba, ha dejado un saldo de 26 muertos y numerosos heridos, mayormente turistas y peregrinos locales. Este incidente ha reavivado las hostilidades entre ambos países, que parecen no poder escapar del ciclo de violencia que las ha caracterizado durante décadas.

En respuesta al ataque, el primer ministro indio, Narendra Modi, ha tomado medidas drásticas, suspendiendo el Tratado de Aguas del Indo, deteniendo el comercio bilateral y expulsando a los diplomáticos pakistaníes. Además, se ha procedido al cierre de la frontera de Wagah-Attari. Por su parte, el gobierno pakistaní, liderado por Shehbaz Sharif, ha condenado el ataque pero ha negado cualquier implicación, alegando que Pakistán también es víctima del terrorismo. En un gesto de reciprocidad, Pakistán ha expulsado a los diplomáticos indios, suspendido los servicios de visado y retirado los derechos de sobrevuelo para las aerolíneas indias.

La teoría de las relaciones internacionales, particularmente el realismo, sugiere que en un sistema internacional anárquico, la búsqueda constante de seguridad por parte de los estados vecinos puede llevar a conflictos casi inevitables sin mecanismos disuasorios sólidos. El reciente estallido de hostilidades y las medidas adoptadas por ambos países, como el cierre del espacio aéreo pakistaní y la suspensión del Tratado de Aguas del Indo, ejemplifican lo que los realistas denominan el dilema de la seguridad: cuando una parte intenta asegurarse, la otra se siente amenazada, lo que lleva a contramedidas que espiralizan hacia una mayor inestabilidad.

La decisión de Pakistán de cerrar su espacio aéreo a los vuelos indios no es solo una cuestión de aviación; es una táctica geopolítica. Según la teoría del corazón continental de Mackinder, el control sobre rutas estratégicas equivale a una ventaja estratégica. Al obligar a las aerolíneas indias a cambiar de ruta, Pakistán busca cargar económicamente a India, afirmar simbólicamente su control y enviar un mensaje político a los observadores internacionales. Sin embargo, esta medida también refleja una visión a corto plazo, ya que Pakistán socava sus propias aspiraciones de inversión internacional y asociaciones aeronáuticas, una preocupación clave del institucionalismo liberal.

Las declaraciones del ministro de Exteriores pakistaní, que calificó a los atacantes de Cachemira como "luchadores por la libertad", revelan profundas contradicciones en la narrativa nacional de Pakistán. La teoría constructivista sostiene que las realidades políticas, como la distinción entre "luchadores por la libertad" y "terroristas", son socialmente construidas. Pakistán construye una narrativa interna de resistencia heroica, mientras que la comunidad internacional ve un terrorismo descarado. Esta dualidad permite a Pakistán justificar la financiación, el entrenamiento y el despliegue de grupos armados, manteniendo una plausible negación.

La admisión del ministro de Defensa pakistaní, Huaja Af, en una entrevista con Sky News, resulta sorprendentemente franca. Afirmó que Pakistán ha estado realizando "este trabajo sucio" para Estados Unidos y Occidente durante cerca de tres décadas. Esta declaración no solo corrobora las acusaciones de India, sino que también plantea interrogantes sobre la diplomacia y el entrenamiento mediático en Pakistán.

La ayuda económica y el comercio suelen verse como herramientas para fomentar un comportamiento pacífico entre naciones, pero el historial de Pakistán en el uso indebido de la asistencia extranjera socava este optimismo. Miles de millones de dólares destinados al desarrollo y la ayuda humanitaria han sido desviados hacia ambiciones militares y redes terroristas proxy. La reciente asignación de $400 millones para la actualización de los F-16 es una medida controvertida, dado el historial militar del país.

En el frente diplomático, la suspensión del Tratado de Aguas del Indo por parte de India ha generado una ola de advertencias. El ministro de Energía pakistaní ha declarado que la suspensión del tratado es un acto de "guerra del agua" y ha amenazado con defender los derechos de su país con toda la fuerza necesaria. Mientras tanto, las preocupaciones sobre la narrativa de seguridad interna de Pakistán se han profundizado, con la aparición de un nuevo grupo terrorista descrito como una escisión de Lashkar-e-Taiba.

La resurgence de nuevos afiliados vinculados a Lashkar-e-Taiba refleja un patrón persistente en el comportamiento de los grupos terroristas, descrito por la Teoría de la Supervivencia Organizacional de Martha Crenshaw. Según esta teoría, los grupos terroristas se adaptan a la presión rebrandándose, dividiéndose o fusionándose para asegurar su supervivencia. A pesar de las reiteradas negaciones de Islamabad, las redes de inteligencia internacionales y los analistas antiterroristas señalan una preocupante consistencia: la complicidad estatal en albergar y permitir a actores extremistas.

El financiamiento del terrorismo ha evolucionado hacia una sofisticada red transnacional. Grupos como Al-Qaeda han sentado un precedente al crear ecosistemas corporativos enteros para canalizar y obscurecer los flujos de dinero. El sistema Hawala, un método antiguo de transferencia de valor informal, sigue siendo "el método preferido para transferir fondos terroristas debido a su velocidad, confiabilidad y falta de rastro documental".

India ha apoyado consistentemente los esfuerzos del Grupo de Acción Financiera (GAFI), el organismo internacional encargado de combatir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. Pakistán fue incluido en la lista gris del GAFI en 2018, lo que afectó gravemente su acceso a los mercados financieros internacionales y a los préstamos. Aunque Pakistán logró salir de la lista gris en 2022, muchos organismos de control permanecen escépticos sobre su cumplimiento a largo plazo.

La disputa entre India y Pakistán también tiene importantes implicaciones regionales para Sri Lanka, particularmente en términos de seguridad, diplomacia y economía. El aumento de las tensiones entre estas dos naciones podría afectar directamente la seguridad de Sri Lanka, especialmente con el potencial de una mayor presencia militar y el riesgo de que el terrorismo o la radicalización se desborden del conflicto.

En conclusión, el ciclo de violencia entre India y Pakistán se reanuda, amenazando la estabilidad de una región ya de por sí volátil. La comunidad internacional debe prestar atención a este conflicto y presionar a ambos países para que retomen el camino del diálogo y la cooperación. La lucha contra el terrorismo y el financiamiento del terrorismo debe ser una prioridad, y la transparencia y la cooperación internacional son clave para abordar estos desafíos. Solo a través de un esfuerzo concertado, podrán encontrarse soluciones duraderas para esta compleja problemática.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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