Ford amplía su gama con modelos exclusivos y de lujo.

El director ejecutivo de Ford, Jym Farley, ha planteado la necesidad de implementar cambios estratégicos en la marca. Según los datos, la transición hacia los vehículos eléctricos está enfrentando obstáculos significativos, lo que ha llevado a considerar la adopción de medidas para revertir las pérdidas que se están generando en esta nueva tecnología. En este sentido, parece que la solución propuesta consiste en apostar todo a los vehículos con precios más elevados.

En sus declaraciones, Farley mencionó que el proyecto no se concluyó, lo que motivó la decisión de no invertir más recursos en él. Explicó que estaban abandonando el mercado convencional de automóviles para ingresar al segmento de los vehículos icónicos, como el Ford Fiesta, Focus o Mondeo, según mencionó a una revista del sector.

Una de las iniciativas que Ford tiene en marcha es el lanzamiento del nuevo modelo eléctrico llamado Puma eléctrico, el cual se caracterizará por incorporar líneas de diseño populares y precios más elevados que los observados hasta ahora. El objetivo detrás de esta estrategia es incrementar los márgenes de beneficio de la compañía.

Farley destacó la especialización de Ford en la fabricación de autos de alta velocidad, como en las submarcas Ford y Bronco, así como en la producción de vehículos todo terreno auténticos, como el Raptor. Además, mencionó la intención de competir con marcas como Porsche a través del Mustang, que es el cupé deportivo más vendido a nivel mundial. En este sentido, la inversión en la marca se contempla como una medida para fortalecer la posición de la empresa en el mercado.

En base a las declaraciones de Farley y otras pistas que ha dado en los últimos meses, se vislumbra una estrategia de dos frentes en la que Ford buscará reducir la presencia de automóviles convencionales como los óvalos, para dar paso a un mayor porcentaje de vehículos de gama alta. Se plantea incluso la posibilidad de eliminar por completo ciertos modelos y diversificar los negocios de la marca más allá de su línea tradicional.

En el caso de los modelos Mustang, se aprecia un esfuerzo por diferenciarlos de los productos de la competencia, alejándose de los elementos estéticos clásicos de la marca y apostando por una identidad más premium. Esta estrategia los ubica en una categoría de mayor calidad, similar a la creación de una marca exclusiva sin la necesidad de ofrecer una gama completa de productos.

Ford ha enfrentado dificultades para rentabilizar sus productos recientemente, como se ha evidenciado en el caso del Ford Mustang Mach-E, que requiere incrementar significativamente sus precios para evitar pérdidas por unidad vendida. Las regulaciones europeas que exigen límites de emisión de CO2 para el año 2025 complican aún más el panorama para los fabricantes que no cuentan con una oferta electrificada atractiva para el mercado.

En este contexto, la estrategia de Ford parece orientarse hacia dos direcciones claras: la eliminación de modelos convencionales poco rentables en Europa para enfocarse en vehículos más costosos y la colaboración con Volkswagen para ofrecer opciones eléctricas más pequeñas y rentables. Todo ello con la premisa de diferenciar los productos de la competencia y mantener una posición sólida en el mercado automotriz.

En resumen, Ford está trazando un camino que involucra reajustes significativos en su oferta de productos, con la intención de potenciar su presencia en el segmento de vehículos eléctricos y posicionar sus modelos más exclusivos como punta de lanza en un mercado cada vez más exigente y competitivo.