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La lesión de Jayson Tatum condiciona el futuro de los Celtics

La noticia que temían los Boston Celtics y toda la afición de la NBA se confirmó: Jayson Tatum ha sufrido una rotura en el tendón de Aquiles de su pie derecho. La lesión tuvo lugar en los últimos compases de la derrota del lunes ante los New York Knicks. Este contratiempo de gravedad no solo lo aparta de la competición por lo que resta de esta postemporada, sino que también pone en duda su disponibilidad para la temporada 2025-26.

Dada la trascendencia de Tatum para el actual campeón, siendo su máximo anotador, miembro recurrente de la primera placa del All-NBA (con expectativas de serlo nuevamente este año), su lesión se perfila como una de las más significativas en la historia reciente de la liga. Las repercusiones se extienden desde la capacidad de Boston para remontar un déficit de 3-1 contra los Knicks en la serie actual, hasta la planificación estratégica del equipo para la próxima campaña.

La historia de las roturas del tendón de Aquiles en la NBA sugiere un periodo de recuperación considerable. Desde el caso de Jose Juan Barea en 2019, ningún jugador ha regresado a las canchas en menos de diez meses y medio tras sufrir esta lesión. Esto implica que los Celtics deberían contemplar un escenario en el que Tatum se pierda la totalidad de la temporada regular 2025-26. Un retorno justo a tiempo para los playoffs, aunque técnicamente posible, carece de precedentes sólidos para un jugador de su calibre.

Ejemplos notables de recuperaciones, como las de Kevin Durant y Klay Thompson tras lesionarse en las Finales de 2019, ilustran la complejidad. Ninguno regresó en la postemporada inmediatamente posterior. Durant no volvió hasta año y medio después, al inicio de la temporada 2020-21. Thompson, tras ser dado de alta a tiempo para un posible regreso en 2019-20 (temporada truncada para los Warriors), sufrió una segunda rotura de Aquiles durante un entrenamiento en pretemporada. La recuperación de Larry Krystkowiak en 1991, volviendo tras una operación de ligamento cruzado anterior para jugar brevemente en playoffs, es el único caso de retorno post-lesión de temporada completa en postemporada, pero el contexto y el rol del jugador eran distintos a los de una superestrella como Tatum. La prudencia dicta que Boston debería preparar la temporada 2025-26 asumiendo la ausencia completa de su principal figura.

La plantilla de los Celtics ya se enfrentaba a un complejo panorama financiero. Con la extensión máxima de contrato de Tatum, la más alta en la historia de la NBA hasta la fecha (superando incluso la de su compañero Jaylen Brown), programada para entrar en vigor el próximo verano, la franquicia se situará significativamente por encima del umbral del impuesto de lujo para 2025-26. Esto sin contar la situación de Al Horford, cuyo contrato expira y será agente libre sin restricciones con 39 años. Las restricciones asociadas al segundo escalón del impuesto de lujo obligaban ya a tomar decisiones difíciles, un proceso que la lesión de Tatum ahora precipita. Afrontar un gasto fiscal elevadísimo es asumible para un equipo con aspiraciones claras de campeonato, pero se vuelve mucho más cuestionable si la capacidad del equipo para competir al máximo nivel se ve comprometida.

La edad de algunos jugadores también es un factor a considerar. Si el periodo óptimo para luchar por el título se desplaza de 2026 a 2027, esto afectará la evaluación de veteranos clave. Por ejemplo, Jrue Holiday tendrá 36 años al inicio de la temporada 2026-27. Los Celtics podrían verse tentados a traspasarlo mientras su valor en el mercado es alto, en un movimiento que podría aligerar la carga salarial y rejuvenecer el perímetro, aunque suponga una merma en la defensa.

Curiosamente, la ausencia de Tatum podría disuadir a Boston de considerar un traspaso de Brown. El desafío financiero a largo plazo para los Celtics reside en tener a Brown y Tatum consumiendo, de forma combinada, más del 60% del tope salarial hasta 2028-29. Mantener la profundidad de plantilla que ha caracterizado a los Celtics hasta ahora resultará prácticamente imposible con dos jugadores cobrando al nivel de estrellas. Sin embargo, en ausencia de Tatum, la capacidad de Brown para generar sus propias canastas se vuelve crucial. Esta temporada, ellos dos fueron los únicos jugadores de la rotación titular de Boston que no recibieron asistencia en más del 59% de sus tiros de campo (Tatum en 39% y Brown en 46%).

Respecto a las expectativas sobre el retorno de Tatum, la comparación más inmediata es, sin duda, Kevin Durant. A pesar de sufrir su lesión de Aquiles con 30 años, tres más que Tatum, Durant regresó manteniendo su estatus de fuerza dominante y ha continuado siendo un All-Star seis años después. El caso de Durant demuestra que es factible evitar una pérdida significativa de rendimiento tras una rotura de Aquiles. El impacto más probable para Tatum podría ser una mayor fragilidad física. Incluyendo los playoffs, ningún jugador ha disputado más partidos de la NBA que Tatum desde que fue drafteado, y los ocho partidos de baja por lesión esta temporada (seis de ellos en marzo y abril, con Boston asegurando el primer puesto) fueron su récord personal.

Cuando Tatum regrese a la cancha, es previsible que se limite su participación en partidos consecutivos durante un tiempo y que sus minutos sean gestionados. Esto podría dificultar que acumule más selecciones para la Primer Equipo All-NBA, incluso si su productividad individual no disminuye drásticamente. Históricamente, los aleros con múltiples habilidades han mostrado las mejores recuperaciones tras lesiones de Aquiles. Además de Durant, este grupo incluye a Thompson y Wesley Matthews, quien regresó en menos de ocho meses tras su lesión en 2015 y siguió jugando en la NBA hasta los 37 años. No hay garantías de que Tatum se una a este grupo exitoso, en lugar de figurar entre ejemplos más cautelosos como DeMarcus Cousins o John Wall. No obstante, tampoco hay razón para considerar que una rotura de Aquiles signifique el fin de su capacidad para jugar a un nivel de élite.

Mirando la serie actual, la primera tarea de los Celtics es recuperarse del impacto emocional que supuso ver a su estrella abandonar la cancha en silla de ruedas. A pesar del desaliento, el equipo tuvo un par de días para asimilar la situación antes de intentar sobrevivir en el quinto partido. Incluso antes de la lesión de Tatum, los Celtics se encontraban en una desventaja considerable al verse 3-1 abajo en la serie. Históricamente, las remontadas de 3-1 han sido más viables para el equipo teóricamente superior (como lo es Boston), pero aún así, solo han ocurrido en un 8% de las series a siete partidos desde 1984, frente a un escaso 1% cuando es el equipo de menor ranking el que va perdiendo 3-1. Tatum fue el principal motivo por el que los Celtics llegaron a competir en el cuarto partido, a pesar de haber encajado 70 puntos en la segunda mitad; anotó 42 puntos en 40 minutos antes de lesionarse. En su ausencia, los Celtics deberán apoyarse en su defensa, que mantuvo a los Knicks en 184 puntos combinados en los partidos 2 y 3. Frenar la penetración de Jalen Brunson, quien anotó 18 puntos en la pintura en el cuarto partido, eclipsando sus 22 puntos totales en los tres primeros encuentros, debe ser la prioridad absoluta. Nueva York sumó 64 puntos en la pintura en el cuarto partido, la tercera cifra más alta para cualquier equipo en un partido de playoffs esta temporada, según estadísticas avanzadas de la liga. Boston podría compensar la ausencia de Tatum aumentando su tamaño en pista, protegiendo el aro, aunque sacrifiquen capacidad de tiro. Si logran ralentizar la ofensiva de los Knicks, el equipo posee suficiente potencial anotador en el resto de sus jugadores para encadenar tres victorias consecutivas y lograr una remontada improbable.

No obstante, la combinación de la derrota y la lesión de Tatum ha modificado drásticamente las proyecciones. Boston, que antes del cuarto partido tenía las mejores cuotas para ganar la Conferencia Este según diversas casas de apuestas, ahora figura como el último de los cuatro equipos restantes.

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Escrito por Redacción - El Semanal

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