El último informe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. revela que hay un 70% de posibilidades de que el mundo entre en la fase de La Niña de agosto a septiembre, lo que indica un próximo cambio en el clima global.
La Niña es un fenómeno climático cíclico que tiene un impacto significativo en todo el mundo, siendo parte del ciclo junto con El Niño. Provoca un enfriamiento masivo de las aguas superficiales del océano en el Pacífico ecuatorial central y oriental, generando cambios en la circulación atmosférica tropical y afectando diversas regiones del planeta.
Es esencial estar alerta, ya que La Niña puede desencadenar sequías en el Cuerno de África y en el sur de América del Sur, mientras que aumenta las precipitaciones en el sudeste asiático y Oceanía occidental. Adicionalmente, este fenómeno impacta la formación de huracanes, promoviendo su desarrollo en el Atlántico de manera particular.
A pesar de que La Niña tiende a disminuir las temperaturas globales promedio, lo cual podría ser beneficioso en un contexto de temperaturas récord, se recomienda prepararse para sus efectos adversos. Implementar medidas preventivas como sistemas de alerta temprana, limpieza de ríos y arroyos, y revisión de la infraestructura de drenaje resulta fundamental para mitigar sus consecuencias.
Ante la inminente llegada de La Niña, es indispensable que cada región realice un análisis específico y ponga en marcha acciones concretas para hacer frente a este fenómeno climático. La pronta preparación y ejecución de medidas preventivas pueden ser clave para minimizar el impacto de La Niña en diferentes partes del mundo.
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