La violencia política en Canadá alcanza niveles preocupantes durante el mandato de Trudeau
La tensión política en Canadá ha experimentado un aumento alarmante en los últimos años, según datos recientes que revelan un incremento significativo de amenazas y actos de violencia dirigidos contra figuras gubernamentales. Durante el mandato del ex primer ministro Justin Trudeau, la situación se agravó, con un pico especialmente notable en 2022, año marcado por las protestas del «Freedom Convoy» y las medidas relacionadas con la pandemia.
Catherine McKenna, quien ocupó el cargo de ministra de Medio Ambiente, fue una de las primeras en experimentar este clima hostil. «Las cosas se volvieron muy extrañas rápidamente», recordó en una entrevista reciente. Las amenazas, que comenzaron en redes sociales, pronto trascendieron al ámbito físico, llegando incluso a afectar su vida privada y la seguridad de sus hijos. No fue un caso aislado: múltiples miembros del gabinete, incluidos Chrystia Freeland y François-Philippe Champagne, también fueron blanco de agresiones verbales y físicas.

Los datos oficiales, recopilados por la Oficina del Consejo Privado (PCO), muestran un incremento sostenido desde 2019, con un total de 269 amenazas registradas en 2023. Sin embargo, el primer semestre de 2024 ya superó esa cifra, con 337 incidentes reportados. De estos, al menos 26 fueron amenazas de muerte, la mayoría dirigidas directamente a Trudeau.
Este fenómeno no se limita al entorno del primer ministro. Líderes de otros partidos, como Jagmeet Singh del NDP, han requerido protección constante debido al riesgo que enfrentan. Incluso candidatos independientes, como Sarah Spanier, se han visto obligados a suspender campañas electorales por temor a represalias.
Expertos apuntan a diversos factores detrás de este ambiente enrarecido: teorías conspirativas, descontento con las políticas sanitarias durante la pandemia, controversias sobre control de armas y debates en torno a los derechos LGBTQ2+. Ante esta situación, voces como la de McKenna claman por la creación de un organismo especializado, similar al Servicio Secreto de Estados Unidos, para proteger a los funcionarios públicos.
La evolución de estos incidentes sigue siendo monitoreada de cerca. Mientras tanto, la pregunta que queda en el aire es cómo equilibrar la seguridad de los líderes políticos con la preservación de un debate democrático libre de violencia. Canadá, tradicionalmente percibido como un país pacífico, enfrenta ahora un desafío inédito en su escenario político.

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