En el panorama deportivo, la noticia que resuena con fuerza en los círculos del baloncesto es la intervención quirúrgica a la que se ha sometido Damian Lillard, la estrella de los Milwaukee Bucks. La operación tuvo lugar el pasado viernes en la ciudad de Los Ángeles, con el objetivo de reparar el tendón de Aquiles izquierdo que se lesionó durante el cuarto partido de la serie de playoffs contra los Indiana Pacers.
La intervención quirúrgica estuvo a cargo del reconocido especialista Dr. Neal ElAttrache, quien contó con la consulta de la Dra. Carole Vetter, cirujana ortopédica del equipo de los Bucks. La lesión de Lillard se produjo a mitad del primer cuarto del encuentro, un partido que finalizó con una derrota para los Bucks por 129-103. El lunes siguiente se confirmó oficialmente el desgarro en el tendón de Aquiles del base, una noticia que supuso un duro golpe para las aspiraciones del equipo en postemporada.
La ausencia de Lillard en el quinto partido de la serie, disputado el martes, fue un factor determinante en la derrota de los Bucks por 119-118 en tiempo extra, lo que selló la eliminación del equipo a manos de los Pacers. Este revés llegó en un momento delicado para Lillard, quien apenas había regresado a la cancha tras recuperarse de una trombosis venosa profunda en la pantorrilla derecha, un diagnóstico que le mantuvo alejado de los últimos 14 partidos de la temporada regular.

Tras ser retirado de la medicación anticoagulante y recibir el alta médica para reincorporarse a la actividad deportiva, Lillard se perdió el primer partido de la serie contra los Pacers para completar su proceso de recuperación, regresando para el segundo encuentro. Su esfuerzo por volver a la acción se vio abruptamente interrumpido por esta nueva lesión.
Recientemente, el entrenador de los Bucks, Doc Rivers, compartió con la prensa sus impresiones sobre la conversación que mantuvo con Lillard tras sufrir la lesión. Rivers destacó la entereza del jugador de 34 años: «Dijo dos cosas que me encantaron. La primera, simplemente dijo: ‘No puedo creer que esté aquí’. Luego, la segunda fue: ‘No me voy a ir de esta manera’. Puedo garantizarles que no lo hará, y eso es a lo que me refería con su determinación». La temporada de Lillard, a pesar de la lesión y los problemas anteriores, fue destacada individualmente, promediando 24.9 puntos y 7.1 asistencias por partido, cifras que le valieron su novena selección para el All-Star Game.

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